Una vez que se han endurecido las condiciones para el reembolso de las innovaciones, se hace más necesaria que nunca la generación de evidencia sobre los nuevos medicamentos. Eso sí, ahora esa evidencia no deberá proceder únicamente de la realización de ensayos clínicos, que también. Ha llegado el momento en el que la industria farmacéutica se va a ver obligada a acompañar los resultados de sus estudios preautorización con los que se originen del uso de las innovaciones terapéuticas en la práctica clínica.
Ese fue al menos el mensaje que trasladó la secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, a los asistentes al XVII Foro de la Industria Farmacéutica, organizado por IMS Health y el IE Business School, que en esta ocasión estuvo centrado en la aplicación de la inteligencia y el conocimiento en el sector de la salud, un tema que está muy en boga desde que la crisis impuso la necesidad de hacer un uso eficiente de cada euro que sale de las arcas públicas.
“La utilización de los medicamentos no está sometida a los mismos controles a los que estos se someten en la fase de ensayos clínicos, por lo que habría que dar pasos para llevar ese control a la práctica clínica”, reclamó la secretaria general de Sanidad, que parecía constatar con este llamamiento el anuncio realizado recientemente por el subdirector general de Calidad de los Medicamentos, Carlos Lens, que advertía de que se revisarán los precios de los medicamentos en función de los resultados que ofrezcan.
Un nuevo escenario que también fue abordado por la directora de Operaciones de IMS Health España, Concha Almarza, que remarcó la nueva responsabilidad que tendrá que asumir la industria farmacéutica. “En el trabajo diario de la industria ha estado siempre la necesidad de coger los datos, combinarlos, aplicar metodologías robustas, conseguir evidencia y demostrar un valor para que se apruebe el fármaco. Y ahí se acababa la labor. Pero ya no vale. Ahora existe la necesidad de demostrar la conveniencia de una inversión a lo largo del tiempo. Ya no vale con lanzarlos, ahora hay que seguir recolectando datos para mostrar su valor real en la práctica clínica, incluso cuando pierden la patente”, confirmó Almarza.
La visión de la administración
También reparó en el nuevo reto que tienen por delante los laboratorios el viceconsejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Galván, quien reconoció que la aportación de la industria en este ámbito va ser crucial para el Sistema Nacional de Salud. En este sentido, diferenció entre las “compañías excelentes” del resto, siendo estas, a su juicio, las que están dispuestas a compartir sus datos con la administración. “La industria farmacéutica puede ser un buen socio estratégico si comparte resultados con nosotros”, señaló. Además, como parte de esa actitud cooperativa, Galván recordó que “las compañías trabajan en alternativas que consideran útiles, pero es preciso definir entre todos qué es lo que entendemos por utilidad”.
En una línea similar se expresó Almarza, aunque esta lanzó la sugerencia en la dirección opuesta: “Esperemos que el nuevo canal de diálogo abierto entre Farmaindustria y Sanidad sirva para que todos los agentes jueguen con las mismas reglas, y que la administración permita a la industria conocer cuáles son sus objetivos”.
En todo caso, lo que queda claro es que ya es irremediable es el tránsito a un modelo de pago de por valor, así como la necesidad de desarrollar un sistema de información objetiva sobre los efectos que producen los medicamentos para aplicar el dinero a las soluciones que ofrezcan mayor cantidad de salud.