Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 13 de mayo de 2016 h |

El pasado 4 de mayo, un día después de que el BOE publicara el Real Decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de nuevas elecciones generales, la Fundación FAES entró de lleno en la precampaña electoral con un informe titulado ‘Reflexiones sobre el presente y el futuro del sistema sanitario en España’ que ha sembrado ciertas dudas sobre el programa sanitario con el que el PP concurrirá a las elecciones del 26 de junio. Si bien el documento es un alegato a favor de la reforma sanitaria, algunas de sus conclusiones no concuerdan con las medidas que el partido de Mariano Rajoy defendió en los comicios del 20 de diciembre. El informe considera que “cabe debatir” sobre “la necesidad de incrementar la proporción del PIB que se destina a Sanidad” y califica de “esencial” el retorno del Instituto de Salud Carlos III al Ministerio de Sanidad.

La Fundación FAES, presidida por José María Aznar, se autodefine como “un gran laboratorio de ideas” vinculado al PP desde su creación en 1989. Pero FAES no marca la política del PP. Basta con tirar de hemeroteca para ver que la conexión entre ambos no es tan evidente. En el caso de este informe, además, hay otros motivos para pensar que no marcará la política sanitaria del PP, al menos en todos sus aspectos. En primer lugar, aparece firmado por José Javier Castrodeza, secretario general de Sanidad en funciones; y por José María Juárez, asesor del Ministerio. Ninguno pertenece al Comité Ejecutivo Nacional del PP y uno de ellos (Juárez) tampoco es del partido.

Pero la razón más importante está en el alejamiento existente entre la visión que cada uno ofrece sobre la gestión del presupuesto sanitario. Hasta ahora, la tesis del PP, defendida entre otros por su secretario de Sanidad y Asuntos Sociales, José Ignacio Echániz, o el ex secretario general de Sanidad Rubén Moreno, es que si crece la economía crecerá el PIB. Por tanto, si la tarta es más grande también crecerá la porción dedicada a gasto sanitario. Cuesta pensar que los populares vayan a abandonar en el programa electoral su idea de que el aumento del presupuesto sanitario debe ir acompañado de un crecimiento económico. Esta tesis está presente en cada una de las actualizaciones del Programa de Estabilidad de España y del Plan Nacional de Reformas enviadas a la Comisión Europea, y es también la que subyace en el propio acuerdo con Farmaindustria. Ni desde el Gobierno ni desde el PP se ha apuntado un cambio en esta dirección, ni se ha trasladado un respaldo al informe de FAES.

Tampoco el PP ha defendido algo tan tajante como lo que FAES propone con el Carlos III. La única mención que aparecía en su programa para el 20-D citaba al Instituto como “institución fundamental de referencia investigadora del SNS”, pero no hacía alusión a su adscripción, que ha sido una de las constantes del debate político en la IX legislatura. Aquí, FAES se posiciona a favor de los críticos, asegurando que “lo más efectivo y coherente” es que el Carlos III “dependa directa y plenamente de Sanidad, porque así será más útil y eficaz”.

Cabe añadir que no todos los puntos del papel de FAES se alejan del programa del PP. Otros pueden entenderse como un desarrollo lógico de la reforma sanitaria. Es el caso de las propuestas para evaluar las fórmulas empleadas para adquirir medicamentos (compra centralizada, techos de gasto, riesgo compartido, tarifa plana o precio-volumen); orientar la Red de Agencias de Evaluación hacia el esquema NICE; empoderar al paciente o “incrementar la lealtad institucional y la aplicación práctica” de algunos compromisos adquiridos en el Interterritorial.

Estas propuestas no chocan con los principios defendidos por el PP, aunque algunas de ellas, como la relativa a la Red de Agencias, seguramente todavía necesitan un recorrido importante antes de llegar al punto que propone FAES.

¿Cabe esperar, por tanto, cambios en el programa del PP? Hace días, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, aseguró que, al igual que con las listas electorales, el programa del PP no sufriría grandes variaciones, salvo para incluir algunas de las conclusiones alcanzadas en las distintas convenciones que el PP ha celebrado tras el 20-D. Sólo una ha abordado el futuro del Estado del Bienestar. En ella estuvo el ministro de Sanidad en funciones, pero sólo se habló de familia y de políticas sociales; no de Sanidad. Y, según ha podido saber EG, el partido aún no ha solicitado un cambio en los ejes programáticos sanitarios.

Certidumbre; estabilidad; previsibilidad. Las tres palabras mágicas del sector farmacéutico aparecen citadas en el papel de FAES sobre el futuro del sistema sanitario, en el que cita la Farmacia y la I+D como “sectores estratégicos”. De cara a la Farmacia, los autores del informe creen necesario replantear en los próximos años el papel desempeñado por el farmacéutico en el control y el seguimiento de los pacientes crónicos, dando prioridad a ámbitos como la adherencia terapéutica y dentro del contexto establecido por los acuerdos marco suscritos con los profesionales y que, según FAES, “deben ser aplicados, revisados y actualizados conforme pase el tiempo”.

De cara a la industria, FAES apuesta por facilitar la planificación de las compañías y hacer compatible su obtención de beneficios con la mejora de la salud y la sostenibilidad del modelo, así como con la incorporación “ágil” de innovaciones y un acceso más rápido y equitativo a los tratamientos. En este sentido, considera necesario “seguir trabajando para destacar en mayor medida la importancia económica, sanitaria y social del medicamento, así como el papel clave que la política farmacéutica desempeña tanto para la sostenibilidad del SNS como para la competitividad de un sector industrial de alto valor añadido para España como es la industria farmacéutica, basada en la innovación y en la proyección internacional”.

Entre sus apuestas concretas para el sector, FAES apuesta por impulsar la actividad desarrollada por la industria en el ámbito de la I+D+i biomédica, la consolidación y creación de nuevos puestos de trabajo de alta calidad, así como promover su participación en iniciativas orientadas a la promoción de la salud y a la prevención de la enfermedad. Asimismo, considera esencial impulsar medidas con las que favorecer el registro de patentes, atraer y retener inversiones nacionales e internacionales, así como el talento investigador español y de otros países, e impulsar una mayor coordinación con la iniciativa privada en la I+D+i biomédica.