| domingo, 12 de octubre de 2008 h |

El comisario McCreevy ha convocado una reunión —que dirigirá su director general de Mercado Interior— en Bruselas. Ha querido reunir a todos los “representantes” —según su criterio de ponderación— que tienen algo que opinar sobre el modelo de farmacia. La idea no es mala, si no fuera porque ya sabemos lo que opina McCreevy. No obstante, los pacientes y usuarios deberían tener un mayor peso, como los propios farmacéuticos. Mostrar la satisfacción de los usuarios con la farmacia española sería un punto importante. La tentación puede ser la de ignorar la invitación, pero es peor el remedio; el Consejo General de COF debe acudir y Pedro Capilla explicar lo que pueda. Lo que pretende la CE es dar voz y carta de naturaleza a aquellos que se oponen al modelo actual. McCreevy nos hizo creer que España no le hacía caso ante sus reiteradas peticiones de diálogo (sea por el camino que fueran las mismas, oficiosas u oficiales) y, en el fondo, tan sólo pretendía dar una falsa imagen. Los hechos y el tiempo han demostrado que era una pose: su agenda no es capaz de encontrar un hueco a la petición formal de reunión de Bernat Soria y se ha quedado retratado el comisario.

Pensemos lo peor; la futura reunión sólo pretende mostrar que está valorando opciones y opiniones, pero es sólo un paso más en su objetivo, ahora acelerado, de cambiar el modelo de farmacia.

Asecofarma está en su derecho de desdecirse, incluso cabe la posibilidad de que nunca haya aprobado la “hoja de ruta” que ahora algunos dicen que tan sólo fue un “planteamiento”. Por cierto, ¡qué buena ocasión para levantar actas de las reuniones!, lo que ayudaría a dilucidar lo que de verdad se acordó.

Que existen diferencias y que la distribución española se encuentra ahora dividida en dos grandes bloques —que aglutinan la mitad del mercado— es la única certeza a día de hoy. ¿Qué se discute realmente? Las legítimas pretensiones de hacer valer el peso que tiene cada parte en la patronal. Atrás quedan los tiempos en que se debatía sobre modelos e ideas. Creo, sinceramente, que afirmar eso es pura retórica y se aleja de lo que de verdad está siendo el objeto de la discusión: la representatividad.

Cofares y las cooperativas y empresas de distribución que se alinean con ella deben a sus miles de cooperativistas y socios no sólo ofrecer servicios de calidad, sino también una representación acorde a su peso en las instituciones.

Asecofarma está en su derecho, por la misma razón. Nunca una escisión fue tan repartida; cada mitad quiere que prevalezca su peso. Y en ese debate de concesiones veremos el desenlace que marcará cómo la distribución española hará frente a su futuro. Después de esto, tal y como van las cosas, Fedifar no volverá a ser lo que fue.