carlos b. rodríguez Barcelona | miércoles, 01 de mayo de 2013 h |

Durante años, las preguntas sobre las necesidades que rodean el SNS no han cambiado mucho, lo que refleja que, en muchos aspectos, España es un país anclado en la inercia y como tal se resiste a los cambios estructurales. Guillem López Casasnovas, catedrático de la UPF y presidente de la International Health Economics Association, lleva años diciéndolo y ha sido uno de los últimos expertos en pregonarlo ante la subcomisión del Pacto creada en el Congreso. Como él mismo reconoce a EG, tiene expectativas ante el RDL 16/2012, pero siempre que incluya voluntad de evaluación. Nada parece indicar, para él, que algo vaya a cambiar en el debate del coste-efectividad.

Pregunta. Recientemente acudió a la Subcomisión creada en la Comisión de Sanidad del Congreso para el análisis de los problemas estructurales del sistema sanitario. ¿Cuál es su diagnóstico?

Respuesta. Que se conjuga un problema coyuntural (esperemos que pasajero), el de la sostenibilidad financiera, con otro igualmente preocupante por estructural: la falta de solvencia del sistema para responder, contra la inercia existente, a situaciones cambiantes que requieren respuestas nuevas en soluciones al servicio de la salud de los ciudadanos.

P. ¿Puede la reforma sanitaria emprendida con el RDL 16/2012 hacer frente a las necesidades actuales y futuras?

R. Estoy tan bajo de expectativas que mientras nos comprometamos a evaluarlas estoy abierto a distintas reformas, siempre que no atenten a la obligatoriedad del aseguramiento colectivo. Adelante pues con las medidas si hay alguien que evalúe sus efectos y esté dispuesto a su corrección.

P. Parte de esta reforma se basa en la tesis de la necesidad de desinvertir en términos de coste-efectividad. ¿Qué se está haciendo en España, desinvertir o recortar?

R. Ojalá las reformas que se avecinan estuviesen orientadas a lo que usted dice. En coste-efectividad se predica más que se practica. De momento se trata de recortes impuestos. Pero no obviemos la necesidad de una priorización más clara, según coste-efectividad o, incluso, efectividad relativa.

P. ¿Qué papel juegan, a favor o en contra, los ajustes acometidos hasta la fecha, por el Gobierno o por las comunidades, para llevar a cabo un proceso de desinversión racional?

R. Escaso. Pero es economía de guerra, esa es la situación para algunas comunidades autónomas.

P. ¿Hasta qué punto los vaivenes políticos o la confrontación que actualmente vive la Sanidad pueden afectar a la consecución de este objetivo?

R. Forma parte de la insensatez del país el no saber acordar políticamente una hoja de ruta para evitar de otro modo el tsunami al que nos aboca una clase política instalada en el desacuerdo.

P. Con la información de la que disponemos hasta el momento, ¿está aprovechando España las lecciones de países como Australia, Canadá o Reino Unido?

R. Se comparte liturgia, pero a la música ni se le pone letra ni se canta de una vez. De todos modos yo miro Holanda más que alguno de los países que usted menciona.

P. ¿En qué necesita progresar España?

R. En sentido común y en sensibilidad.

P. ¿Considera eficaz la Red de Agencias como sustituta del hispa-NICE?

R. No. No manoseemos el nombre de la agencia británica en vano. Bastaría un meta-análisis y una objetivación por un tercero de lo que hacen Gran Bretaña, Holanda, Suecia y Alemania, aplicado a la realidad concreta (el conocimiento es global y la restricción presupuestaria es local) para empezar a hacer camino sin más resortes institucionales ni creación de nuevos órganos que luego no podemos financiar. No hace falta decir que el centro de investigación que fundé, el CRES de mi universidad, se postula para todo o parte de la tarea mencionada.

P. ¿Qué espera de los informes de Posicionamiento Terapéutico que conformarán el precio de los medicamentos conforme a su valor terapéutico?

R. Que representen un avance. Aunque por sus obras los conoceremos.

P. Uno de los procesos de desinversión que más críticas está acumulando hasta el momento es el conocido como ‘medicamentazo’. En su opinión, ¿se ha llevado a cabo satisfactoriamente?

R. Ya le dije que estoy bajo de defensas de statu quo. Me falta ver la evaluación y la clarificación política de si el derrotero elegido es el de la reducción del gasto o el del incremento del ingreso.

La palabra “inercia” es una constante en el discurso crítico de Guillem López Casasnovas. A su juicio, la inercia es lo que actualmente impide, por ejemplo, que la evaluación económica avance decididamente en España, a diferencia de lo que ha venido ocurriendo en otros países. Este economista lo define como una “cierta actitud acomodaticia y un cierto temor de algunos a perder ‘control’ cuando entre un agente nuevo en la toma de decisiones”.

Hoy quizá habría que añadir también la falta de recursos a corto plazo que permitan invertir en algo que puede ahorrar a largo plazo. Sin embargo, en opinión de López Casasnovas, el debate sobre la financiación sanitaria no se trata tanto de un problema de definir su contenido como de trazar su operativa en el día a día. “Es siempre suficiente y sostenible si se dirige correctamente a las mejoras de salud bajo prueba de coste efectividad”, asegura.

Sí comparte la idea de que ‘a más presupuesto, más gasto’. De ahí la importancia, a su juicio, de que la combinación de ingresos presupuestarios (impuestos precios y tasas públicas) se adecue a la mejor gestión del gasto.

No todos, para él, han logrado el mismo éxito en la consecución de este objetivo. Preguntado sobre la solicitud de varias regiones al ministerio para establecer un sistema de precios y compras por equivalentes terapéuticos, López Casasnovas dice que es “una estrategia para recentralizar competencias con el apoyo de proveedores y algunos gestores irresponsables al coste-efectividad de prestaciones en comunidades que quizá nunca debieron haber recibido las transferencias”.