Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3
Estamos de celebración. Lo dijo Lucio Anneo Séneca: “No hay vientos favorables para el barco que no sabe donde va”. Éste, el periódico EG, siempre lo supo. Y yo me di cuenta tarde, aunque lo achaco a mi concentración médica, en los asuntos de la Medicina que me absorbieron hasta que decidí que mi gran angular debía captar también el ámbito farmacéutico. Observé que muchas publicaciones llevan el adjetivo de ‘farmacéutico’. Sin embargo, EG no necesita adjetivaciones, porque su objetivo fundamental es el mundo poliédrico de la farmacia más sustantiva.
Pero considero que lo mejor que hicieron sus fundadores fue anticipar el éxito. Es decir, imaginarlo primero para consolidarlo después. Y como quiera que la realidad me lleva a la ortodoxia de la comunicación quiero utilizar los refranes de El Quijote para, a través del erudito José Leyva, desbrozar en tres hallazgos de la obra universal para entender cuáles son los trayectos y el recorrido infinito de este EG, que en su número quinientos tiene en sus manos. En este viaje utilizaré los siguientes refranes cervantinos: “La verdad adelgaza y no quiebra”; “predicar en desierto”; y “la virtud enfada y la valentía enoja”.
“La verdad adelgaza y no quiebra”. La verdad, según esta sentencia, siempre acaba por imponerse. De aquí que la apuesta más segura sea defenderla a toda costa. Es posible que la mentira oscurezca o doblegue la verdad, pero no puede acabar con ella. “Quien dice la verdad, ni peca ni miente”, dice el refranero haciendo hincapié en la necesidad de ser veraces pese a las consecuencias. Y en eso estamos en esta casa.
Pero hay mucho más, porque a continuación viene eso que les pasa a todos aquellos que no quieren enterarse. Y en ese caso echamos manos de otro refrán presente en la obra cervantina: “Predicar en desierto”. “Aquí será predicar en desierto querer reducir a esta canalla a que por ruegos haga virtud alguna. Y en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco, y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más ( …)”.
Finalmente, recuerden ese refrán que señala que “la virtud enfada y la valentía enoja”. “La virtud —en este contexto disposición para actuar conforme a las leyes morales— resulta cuando menos molesta para los enemigos de Don Quijote: los encantadores que han dado con él en la jaula y como no se acobarda, su actitud encorajina a los demonios o cuadrilleros espoleados por el afán de devolver al caballero manchego al mundo de los cuerdos.
No en vano ya había dicho Don Quijote que “la virtud es más perseguida de los malos que amada de los buenos”, y tal vez por ello un proverbio clásico advierte que “la virtud es el camino más corto hacia la gloria”. Pero eso lo conseguirá esta publicación si ustedes nos ayudan. Seguro.