Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3
Menos mal que Humberto Arnés está a la que salta y defiende, desde el fondo de la pista, el partido del sector devolviendo las pelotas más envenenadas. Lo dijo el otro día en su magnífico artículo “Gasto farmacéutico”, para matizar que no se puede bajar la guardia y por eso los derechos de propiedad industrial en España deben ser iguales a los de los países más desarrollados y, por tanto, más comprometidos con la I + D.
La vulneración de los derechos que otorgan las patentes supone, decía Arnés, una quiebra de los principios fundamentales de la innovación farmacéutica y socava los incentivos a invertir en investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. Por ello, concluía Arnés, corresponde al Estado, en su papel de regulador, garantizar que dichos derechos se respetan y se cumplen en su ámbito territorial. Y es que, señoras y señores, el ahorro en el mercado farmacéutico público ya se refleja por la caída del mercado del medicamento que lo ha hecho en valores de un 6 por ciento en los meses de julio y agosto pasados.
Pero como al perro flaco todo se le vuelven pulgas, habrá que ponerse de rodillas ahora delante de ‘Santa Ana Pastor’ para que interceda por esa decisión del Parlamento gallego que, a instancias del PP, ya saben, el partido que gobierna esa autonomía, ha decidido aprobar la tramitación parlamentaria de una proposición de ley encaminada a lograr financiar los medicamentos más baratos de cara a principio activo.
Este asunto puede vulnerar la legislación estatal, pues invade competencias de la Administración central y del propio Estado. Incluso aquella maravillosa Ley de Cohesión del SNS de la ex ministra gallega. Como quiera que la señora Pastor también practica el mismo deporte que Arnés, ése que consiste en estar también en el fondo de su pista, lo más probable es que las aguas vuelvan a su cauce. Digo yo, por pura coherencia institucional y administrativa.
Y para que no se me quede nada en el tarro de las esencias me dispongo a que suenen los clarines y tambores por el Congreso de Formulación Magistral, que a finales de este mes se celebra en Huesca. Me introduce en esta área el vocal madrileño de esta disciplina, Rafael Porto, otro santo de la farmacia. Me gusta la formulación de los farmacéuticos, porque eso no lo puede hacer El Corte Inglés. Defendemos la industrialización del medicamento, pero que podamos hacer fórmulas a la medida de cada paciente específico y donde es precisamente el medicamento el que se adapta al paciente no es cuestión baladí.
Es maravilloso que en los servicios hospitalarios de farmacia se pueda practicar preparados personalizados. Porque donde hay un farmacéutico se puede realizar un ajuste de dosis de forma individualizada según el peso, la edad, el estado fisiológico, las limitaciones funcionales y la propia evolución del proceso patológico del paciente. Y eso no lo hace ni El Corte Inglés. Seguro.