Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3 | jueves, 05 de diciembre de 2013 h |

En el sector sanitario español se sabe de las dificultades que pasan los boticarios valencianos para llegar a fin de mes. Puestas así las cosas conviene echarle hilo a la cometa en el ámbito de las ideas rentables. Debe estar muy contento el consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Manuel Llombart, con el convenio de colaboración firmado entre el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia y el Grupo Ribera Salud, que ha acudido en tiempos solidarios prenavideños en socorro de los boticarios.

Eso podría parecer en apariencia el hecho cierto, pero lo más importante es que quiero dejar constancia escrita de que se trata de la primera relación coordinada, combinada y conjunta de un grupo hospitalario, como es el caso de Ribera Salud, con los profesionales farmacéuticos. Esa es la primera contribución escrita y rubricada para que por medio de la ‘cartera de servicios’ se colabore en beneficio de los pacientes con el Sistema Nacional de Salud. La ‘puridad’ de procedimiento asiste al ‘modelo Alzira’ en su manera de trabajar la asistencia pública por medio de un sistema capitativo que ha sido envidiado y copiado incluso allende fronteras.

Porque esta corporación valenciana en su origen, con voluntad transregional, ha desarrollado un modelo de gestión sanitaria propio, basado en la colaboración leal con la Administración Pública, en la apuesta por los profesionales y en el compromiso con los ciudadanos para ofrecer un servicio eficiente y de calidad. Por eso, conviene recordar que en enero de 1999, y como parte de la firme apuesta de la Generalitat Valenciana por el desarrollo e implementación del modelo concesional sanitario, se inaugura en Alzira el Hospital de La Ribera. En aquel momento se trataba de una refundación de un hospital que desaparecía en su concepción tradicional y se integraba en una nueva organización conjunta que fusionaba todos los niveles asistenciales en el área departamental que le correspondía.

Los principios y objetivos estratégicos de la nueva organización crearon una cultura entre los profesionales para velar de forma coordinada por la salud de los ciudadanos y así dar respuesta con una organización orientada al paciente. Se pretendió desde el principio que los procesos asistenciales tuvieran en cuenta acercar los servicios y la tecnología más cerca de los pacientes. Para eso se hizo hincapié en la ampliación y extensión del modelo a la Atención Primaria para facilitar la deseada continuidad asistencial, cosa que le lleva ahora también hacia la oficina de farmacia.

Esta es una de las demostraciones más claras que nos ofrecen las mentes privilegiadas para inventar la nueva realidad en tiempos de crisis. Alberto de Rosa, una de las cabezas más tenaces y consistentes del sistema hospitalario español que ha propiciado con tesón el ‘modelo Alzira’, nos ha sorprendido a todos con una nueva vuelta de tuerca asistencial al rubricar con María Teresa Guardiola este convenio que implantará una ‘cartera de Servicios’ farmacéuticos a seguir con atención por su contenido venidero y proyección futura. Hoy podemos decir ya que la oficina de farmacia se ha ‘alzirizado’. Seguro.