Ramón Morillo

Coordinador de las X Jornadas de AF al Paciente VIH

| 2010-05-28T16:28:00+02:00 h |

a.c.

Sevilla

Debido a su gran repercusión asistencial, la atención al paciente VIH se ha convertido en los últimos años en una de las tareas más importantes de los servicios de Farmacia Hospitalaria. Una atención que no debe limitarse a la mera dispensación de los tratamientos, ya que la adherencia a los mismos se revela fundamental en la consecución de los objetivos terapéuticos. Es ahí donde entra en juego la Atención Farmacéutica como “aspecto clave”. Conscientes de ello, el Grupo VIH de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) celebra anualmente, de forma ininterrumpida desde 1999, diversas jornadas de actualización de conocimientos en este campo, las cuales cumplieron su décima edición en Sevilla los pasados 26, 27 y 28 de mayo, bajo la presencia de cerca de 200 profesionales. Uno de sus coordinadores, Ramón Morillo, miembro del servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital de Valme (Sevilla), analizó para EG el presente y futuro en este ámbito.

Pregunta. Estas jornadas tienen una periodicidad anual. ¿Tan importante es la actualización constante?

Respuesta. El crecimiento tan grande que experimentamos cada año respecto a la información científica en esta materia, unido a la constante aparición de nuevos tratamientos, hace necesaria la superespecialización de los profesionales de Farmacia Hospitalaria y su constante actualización de conocimientos. El VIH es una patología que requiere una dedicación casi en exclusiva.

Pregunta. La Atención Farmacéutica es positiva para todos los pacientes, pero… ¿lo es más aún para los afectados por VIH?

Respuesta. Sí. En primer lugar, por el incremento progresivo de los pacientes que reciben tratamiento antirretoviral y, en especial, por la complejidad de los tratamientos utilizados y al enorme cantidad de información que se genera en torno a ellos. La Atención Farmacéutica tiene una finalidad esencial: implicar al paciente en su terapia.

P. Una implicación que se intenta conseguir mediante dos vías: información y motivación al paciente en la adherencia, ¿no?

R. Históricamente nos hemos centrado es el refuerzo de la adherencia, estimulando al paciente a que cumpla con la terapia. No obstante, los tratamientos de la última década suponían la administración al paciente de decenas de pastillas con una serie de recomendaciones adicionales difíciles de sobrellevar. Por fortuna, ahora se han simplificado, facilitan el cumplimiento y han hecho que ahora la principal causa de interrupción de los tratamientos sea la aparición de efectos adversos, no el desánimo del paciente por la complejidad de su terapia. Además, la simplificación terapéutica permite centrarnos también en otros campos relacionados con el VIH, como el riesgo cardiovascular.

P. ¿Un trato cercano y de confianza a este tipo de pacientes es clave para su implicación?

R. Es fundamental, y los pacientes lo agradecen. En ocasiones, la falta de tiempo dedicado en las consultas hace que sean los servicios de Farmacia Hospitalaria quienes cubran dudas o necesidades no resueltas. Además, la mayor frecuencia de visitas a nuestros servicios para recoger medicación frente a las consultas clínicas favorece ese trato cercano, al ser nosotros a los que más ven. Y todo ello se nota en los resultados finales.

P. En estas jornadas se abogó por asesorar desde la Farmacia Hospitalaria en cuestiones no directamente ligadas al VIH, ¿no?

R. Hay que tener en cuenta que en los pacientes actuales ya no existe tanto riesgo de mortalidad como existía a finales del siglo XX. Siempre que estén siendo bien tratados pueden llevar una vida completamente normal. Por ello, intentamos implicarles en hábitos de vida saludables, consejos dietéticos o deshabituación tabáquica que mejoren su calidad de vida.

P. Esa implicación de la Farmacia Hospitalaria en VIH, ¿necesita un mayor apoyo de otros equipos del centro?

R. El seguimiento y compromiso de los farmacéuticos hospitalarios en el abordaje del VIH ha propiciado que muchos de estos profesionales participen ya en equipos multidisciplinares sobre patologías relacionadas con el VIH, como puede ser la hepatitis B o la imunoinfección con virus C.

P. Hasta ahora nos hemos centrado en las ventajas sanitarias, pero, en el caso del VIH, ¿también las hay económicas?

R. Sí, aunque no desarrollemos nuestras actuaciones en base a ello. Pero, evidentemente, las terapias antirretovirales tienen un gran coste, por lo que la mejor utilización de las mismas también supone un ahorro de los recursos.

P. En esta optimización de costes, ¿qué importancia puede tener la incorporación de genéricos al tratamiento antirretroviral?

R. La incorporación de genéricos ha supuesto un nuevo escenario en el marco económico del abordaje del VIH. Antes nos movíamos en un escenario de constante crecimiento económico, y ahora pueden empezar a plantarse estrategias de ahorro.

P. Desde el punto de vista asistencial, ¿qué papel pueden tener los antirretrovirales genéricos?

R. Su irrupción es otra muestra de la necesidad de actualizar conocimientos en VIH. Creo que tampoco hay que hablar de ellos como la panacea, ya que los tratamientos antirretrovirales deben adaptarse al perfil de cada paciente y no se puede administrar genéricos por que sí a todos ellos.