| domingo, 09 de noviembre de 2008 h |

Para Jordi Gómez, aunque la cuota de genéricos crece, lo hace a un ritmo inferior al deseable. Así, señala que, con el fin de que estas especialidades sobrepasen el 10 por ciento del mercado total en valores, el sector trabaja para que se pongan en marcha medidas que lo posibiliten, y para ello “mantiene canales de comunicación abiertos con las autoridades sanitarias”. Entre las medidas para potenciar estas especialidades, el director general de Pharmagenus destaca el fomento de la prescripción de genéricos en la clase médica y en todas las CC.AA., “puesto que no hay una uniformidad de criterios”, y también apuesta por el aumento de la capacidad de sustitución por parte del farmacéutico.

En cuanto a la aceptación social del genérico y la confianza en la bioequivalencia con el original, cree que en la última década se ha avanzado, aunque estima que “todavía queda mucho por hacer”. En este sentido, afirma que “las campañas de divulgación son una de las reivindicaciones que el sector reclama sistemáticamente a la Administración”.

LUCÍA GALLARDO

Barcelona

Pregunta. Pharmagenus cumplió diez años el pasado año. ¿Puede hacer balance de su trayectoria?

Respuesta. Pharmagenus es como una carrera de fondo, como dijo una vez un compañero de Uriach, y creo que esta expresión nos define perfectamente. Partimos de cero el mismo año en que arrancaban los genéricos en España, con pocos recursos pero con una meta muy clara, y hemos pasado por etapas francamente difíciles, incluso desalentadoras. No obstante, el resultado ha sido bueno. Estamos en una posición destacada en el ranking de las farmacéuticas de genéricos y hemos construido una base sólida para impulsar nuestro negocio.

P. ¿Cuánto facturan los 28 principios activos de la compañía?

R. Este año facturaremos unos 12 millones de euros, una buena cifra para nuestras dimensiones y vademécum actuales, y más si tenemos en cuenta que el sistema de precios de referencia afectó a principios de año a prácticamente todos nuestros productos.

P. El nuevo socio de Pharmagenus, Arrow, tiene unas ventas de 700 millones de dólares y posee centros de I+D en Canadá y Australia y de producción en Brasil, Canadá y Malta. ¿Cómo va a repercutir esta dimensión sobre Pharmagenus?

R. El acuerdo con Arrow supone un fuerte espaldarazo para Pharmagenus, y la aportación más destacada es cinco millones de euros en forma de nuevos genéricos registrables y comercializables en los próximos años. Así, más que su valor, la importancia radica en que es un magnífico motor para impulsar a Pharmagenus hacia las primeras posiciones del sector.

P. ¿Qué objetivos económicos se ha planteado Grupo Uriach con esta operación con Arrow?

R. Nos hemos propuesto que, desde el lanzamiento al mercado de los primeros productos aportados por Arrow a Pharmagenus, en un plazo de tres años nuestras ventas no sean inferiores a 40 millones de euros, lo que representa triplicar nuestra facturación.

P. ¿Dónde se van a fabricar los genéricos de Arrow?

R. Pharmagenus se aprovisionará de medicamentos fabricados en la planta del Grupo Uriach cerca de Barcelona y en las factorías de Arrow en Brasil, Malta y Canadá.

P. ¿Mantendrá Pharmagenus su marca?

R. Por supuesto, en todos nuestros actuales y futuros medicamentos. Creo que el valor de la marca es uno de los alicientes que hay que mantener, por su posición y reconocimiento en el mercado.

P. Cambiando de tema, ¿cómo valora el impacto de la Ley de Garantías sobre los genéricos?

R. Hay unos 25 medicamentos importantes que durante los próximos seis años verán expirar su patente y, con la presencia de genéricos, el SNS se ahorraría unos 2.000 millones de euros. Una cifra lo suficientemente respetable como para que se valore la aplicación de la Ley de Garantías.

P. ¿Qué repercusión tendrá la Orden de Precios de Referencia?

R. Según esta orden, el ahorro que se obtiene para el sistema sanitario recae principalmente sobre las espaldas de las compañías de genéricos, no sobre las de marcas, y penaliza las cuentas de resultados de las compañías de genéricos. Uno de los puntos de discusión es el hecho de que nuestros precios ya se fijan por los precios mínimos, no por los de referencia, con el agravante de que pueden revisarse cada seis meses. Otro de los aspectos que estamos discutiendo y que es dañino para todos es la determinación del precio sin valorar si los productos se encuentran comercializados y, si lo están, la capacidad de abastecimiento de la compañía que lo sustenta.

P. ¿Cómo percibe la lucha de precios entre las compañías de EFG que hacen que éstos bajen?

R. La lucha de precios a la baja nunca ha sido nuestra política y nos oponemos a ella, por su impacto sobre la economía de los laboratorios e incluso sobre la propia imagen del sector. Aunque la lucha de precios ha existido, no siempre los precios bajan por deseo o culpa de las compañías de genéricos, sino que el propio sistema de adjudicación de precios te obliga a ir reduciendo el precio sistemáticamente.

P. El hecho de que un mismo laboratorio disponga de productos de marca y genéricos, ¿no hace que sus políticas puedan parecer contradictorias?

R. Creo que hay una complementariedad absoluta y que la generación de riqueza de la unidad de genéricos puede ser un beneficio para la I+D. Se ha vendido una imagen tendenciosa de los genéricos contra marcas y de que atentan contra la I+D, pero el ahorro que producen los genéricos puede reconducirse a apoyar proyectos de investigación, tanto públicos como privados.