En las próximas semanas se lanzará el programa Innpronta, que está dirigido a proyectos de I+D de empresas que actúen en consorcio
La iniciativa Innocash está enfocada a la captación de financiación privada para el desarrollo comercial de la investigación pública
En las últimas semanas se han hecho públicos los programas que financiarán los 347 millones comprometidos por el Gobierno en el Plan Sectorial de la Industria Farmacéutica. De ellos, 47 millones serán financiados por el Ministerio de Sanidad y el resto por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través de los programas Innpacto (200 millones), Inncorpora (50 millones) e Innvierte (30 millones).
fRancisco rosa
Madrid
En un contexto caracterizado por el endurecimiento del crédito cobra una gran importancia la capacidad de la Administración para la puesta en marcha de programas de financiación que contribuyan a dinamizar los sectores considerados como estratégicos. Uno de esos sectores es el de la biotecnología. Dentro de él, emerge con fuerza el subsector de la biotecnología aplicada a la salud, un área en la que los proyectos de I+D+i proliferan a ritmo de vértigo y en el que la financiación pública se hace imprescindible.
En base a este razonamiento, el Ministerio de Ciencia e Innovación va a poner en marcha en las próximas semanas el programa Innpronta, que viene a sustituir al antiguo Cenit y que va a estar gestionado por el Centro para el Desarrollo Técnico Industrial (CDTI). De esta forma, a través de esta iniciativa se abre el grifo de la financiación a empresas que actúan en consorcio en proyectos de investigación aplicada, es decir, cercana al desarrollo, que tengan un presupuesto estimado superior a los 15 millones de euros a implementar en cuatro años.
La convocatoria estará dotada con 120 millones de euros y se financiará entre el 75 y el 85 por ciento de los costes totales del proyecto. Ese porcentaje se divide en una parte de préstamos al cero por ciento de interés y otra parte no reembolsable. Concretamente, la fracción no reembolsable será del 40 por ciento para las pymes y del 35 por ciento para las grandes empresas.
Pero, ¿qué interés concreto tiene esta convocatoria para el sector salud? “Tradicionalmente, el sector de la biotecnología sanitaria ha sido uno de los sectores con mayor tasa de éxito en estas convocatorias. En el Cenit, un 25 por ciento de los proyectos aprobados pertenecían a este ámbito de la industria”, constata Ramón Lubián, experto en Financiación de la Innovación de Alma Consulting, una compañía especializada en dar asesoramiento a las empresas interesadas en este tipo de herramientas de financiación.
La principal diferencia del nuevo programa Innpronta con respecto a su predecesor se encuentra en el volumen total financiable. El Cenit otorgaba un 50 por ciento del coste del proyecto a fondo perdido, mientras Innpronta incluirá ese mix de crédito al cero por ciento con periodo flexible de devolución y crédito no reembolsable, que lo hace aún más atractivo para las empresas, que encuentran muchas dificultades ahora mismo para obtener capital de las entidades financieras.
En cuanto a la acogida que tendrá el nuevo programa del ministerio en la industria farmacéutica, Lubián lo tiene claro. “El anuncio del final del Cenit no sentó bien en el sector, por lo que la información extraoficial sobre esta iniciativa ha generado ya algunos movimientos positivos”, señala.
Programa Innocash
Otra herramienta interesante para el desarrollo del sector biotecnológico es el programa Innocash, una idea de Juan Tomás Hernani, actual secretario general de Innovación, durante su etapa en la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt). Gestionado por Genoma España, tiene como objetivo prioritario movilizar los resultados de la investigación pública hacia el mercado a través de la creación de empresas en base a proyectos procedentes de la universidad, hospitales, centros tecnológicos…
El procedimiento para la concesión de ayudas se basa en la captación de “preofertas” con potencial de mercado, que son valorizadas por Genoma a través de la elaboración de un dossier técnico y colocadas en un “escaparate tecnológico” en forma de ofertas. A él acuden inversores privados interesados en llevar la idea al mercado, que optarán a un crédito correspondiente del 50 por ciento del proyecto.
“Una parte se adjudica sin garantías de reembolso. Si no hay retorno, Genoma se convierte en accionista de esa empresa. Para la otra parte la empresa se compromete a responder con su propio patrimonio. A pesar de ello, las condiciones bonificadas a las que les financiamos resultan muy atractivas para la empresa, que además ve compartidos los riesgos”, declara Rafael Camacho, director general de la fundación.
La adhesión del sector de la biotecnológica sanitaria a la nueva convocatoria está asegurada en base a los resultados obtenidos en la de 2010. De los 50 proyectos convertidos en ofertas, 18 encontraron inversor y se constituyeron como empresas. De ellos nueve pertenecen al área salud. Concretamente, cinco se basaron en el desarrollo de nuevas terapias, dos en formas de diagnóstico y otros dos en dispositivos médicos.
El programa Innocash estuvo dotado con ocho millones de euros en 2010, una cantidad que se ha repetido en 2011 y que ya ha sido aprobada también para 2012. “De momento no tenemos indicaciones de que el programa llegará a su fin. En lo que estamos interesados es en consolidar el “escaparate tecnológico”, una herramienta muy potente para consumar el proceso de transferencia tecnológica”, concluye Camacho.