¿Rebajas improvisadas?
La primera noticia que se tuvo el pasado miércoles acerca de la reducción de los precios de los medicamentos la dio el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, desde la tribuna del Congreso. Se trataba de la única medida concreta que no fue avanzada a los medios por parte del gabinete de prensa del presidente del Gobierno. Todas las demás, incluidas el resto de las que afectan al sector sanitario, estaban recogidas en el documento “Medidas para acelerar la reducción del déficit”.
Esta cuestión ha hecho elucubrar sobre la improvisación de una medida que el mismo martes podría no estar en mente del Gobierno y que podría haber sido impulsada por la vicepresidenta económica Elena Salgado momentos antes de iniciarse la intervención de Rodríguez Zapatero. En este sentido, durante la mañana y tarde del pasado miércoles el gabinete de prensa del Ministerio de Sanidad se limitaba a repetir las palabras del presidente ante los diputados sin dar más detalles sobre el alcance de la medida ni sobre los plazos de ejecución o, incluso, sobre la fecha de aprobación del nuevo ‘decretazo’ que sacude los maltrechos bolsillos de la industria farmacéutica, distribución y farmacéuticos.
c. r. / i. f.
Madrid
Apenas un mes después de aprobar un real decreto ley que respondía a la máxima de no tocar los fármacos con patente, la defensa de Sanidad en favor de la innovación ha quedado en entredicho con una rebaja de los medicamentos excluidos del sistema de precios de referencia considerada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como “imprescindible” para acelerar la reducción del déficit público. Los técnicos de Sanidad trabajaron la semana pasada contrarreloj para diseñar un sistema lo más equitativo posible que entrará en vigor en agosto y permitirá al SNS ahorrarse 1.050 millones de euros anuales.
Será el tiempo que cada fármaco lleve en el mercado el que determine la cuantía de la rebaja. Con el nuevo real decreto ley publicado en el BOE, esta semana las calculadoras echarán humo y arrojarán algo de luz sobre unas posibles repercusiones industriales que no sólo las compañías dan por seguras. “El sector farmacéutico —especialmente los laboratorios españoles— no podrá soportar una nueva rebaja, sobre todo si va dirigida a los productos innovadores”, señaló el portavoz del Grupo Parlamentario Catalán (CiU) en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida.
En un debate marcado por las acusaciones al Gobierno por recortar derechos sociales y que dejaba a la industria farmacéutica como convidado de piedra, el discurso de CiU fue el que concretamente incidió sobre los peligros de la rebaja de los medicamentos. “Parece sorprendente —continuó Duran i Lleida— que cuando hablamos del gasto farmacéutico simplemente nos fijemos en la industria farmacéutica que es, por otra parte, un sector innovador, motor de economía productiva y generador de empleo”.
ERC siempre ha defendido que la inversión se haga desde sectores estratégicos, y considera a la industria farmacéutica uno de ellos. “Deberían fomentarse las ayudas en este ámbito y no recortarse”, dicen desde este grupo, a la espera de ver cómo queda plasmado todo en el real decreto ley.
Rodríguez Zapatero, sin embargo, confía en una medida “que reduce el gasto de las empresas, no de los ciudadanos”, ya que a su juicio los recortes no afectan a las políticas de innovación. “Mantenemos la inversión en I+D+i. No hay ningún recorte y eso supone y representa un esfuerzo clarísimo por apostar por la productividad y la innovación”, resaltó, para acto seguido confirmar que el Gobierno apoyará a los sectores con planes específicos, donde citó singularmente el área biotecnológica.
¿Políticas intactas?
En el caso de Sanidad, lo mismo. Según Rodríguez Zapatero, las políticas se mantienen intactas, un punto que también resalta la ministra Trinidad Jiménez. En su conjunto, la rebaja de los innovadores y las otras medidas adoptadas en este ámbito —la adecuación del número de unidades de los envases a la duración de los tratamientos y la dispensación en unidosis— suponen un ahorro de 1.300 millones para el sistema, y de 70 para los ciudadanos.
No ocurre lo mismo con la dependencia. El presidente se ganó el rapapolvo de toda la oposición por un plan de ajuste que suprime, para los nuevos solicitantes, la retroactividad del pago de prestaciones por dependencia al día de presentación de la solicitud. En su caso se establece un plazo máximo de resolución de seis meses, cuyo incumplimiento llevará aparejada retroactividad desde esa fecha. Aun consciente de la dureza de todas estas medidas, Sanidad defiende que esta supresión ahorrará más de 1.000 millones de euros que servirán para incorporar al sistema a 70.000 personas que tienen valorada su discapacidad pero que están a la espera de las prestaciones.
No todos tienen tan claro que las políticas sanitarias o científicas vayan a salir indemnes de la situación actual. Principalmente porque las comunidades autonómicas no se van de rositas en el nuevo reajuste. Cuando todavía no se conocen los planes de reequilibrio fiscal que tienen que presentar en junio, el Gobierno deja en sus manos otra rebaja de 1.200 millones de euros para 2010 y 2011. Consciente del peso que la sanidad tiene en las cuentas regionales, la portavoz de CC en el Congreso ya señaló que quizá sea hora de hablar de copago.
No fue la única propuesta lanzada por la oposición. Entre ellas destaca sin duda la que enunció el líder del PP. Además de abogar por un plan de reestructuración del gasto que evite duplicidades entre administraciones, Mariano Rajoy aconsejó integrar los ministerios de Trabajo y Sanidad.