Sergio Montero

Director general de Sanofi Pasteur MSD

| 2010-05-14T16:54:00+02:00 h |

Aunque reconoce que, como en todos los ámbitos, siempre hay aspectos “mejorables”, el máximo representante de Sanofi Pasteur MSD en España, Sergio Montero, afirma que nuestro país está “a la cabeza de los países que mejor han gestionado la crisis de la gripe A”. Una tarea nada fácil en la que diferenciaba dos escenarios posibles: “Si la gripe A mata, el resultado es que el Gobierno y las farmacéuticas no han hecho lo suficiente. Si no mata, entonces el Gobierno ha creado alarma y las farmacéuticas se han aprovechado de la crisis para obtener beneficios”, ejemplifica el director general de la compañía.

El nivel de virulencia del H1N1 ha jugado, según Montero, a nuestro favor. “Hemos tenido mucha suerte, pero esto no significa que no pueda haber futuras mutaciones del virus”, advierte. En este punto, recuerda que la media de edad de los fallecidos por gripe A es de tan sólo 30 años.

Reto pendiente

Montero califica como una “oportunidad perdida” las altas tasas de devolución de vacunas gripales, dosis cuyo uso podría mejorar según su opinión el nivel de cobertura de toda la población. A su vez, el responsable de Sanofi Pasteur se muestra crítico con el personal sanitario. “Les mandaría el mensaje de que deben dar ejemplo”, afirma, aunque reconoce ciertos déficits en la capacidad de convicción de las farmacéuticas sobre la utilidad de las vacunas. Con ese objetivo, la compañía continúa trabajando en diversos programas de formación para personal sanitario.

j.m.l./r.b

Madrid

Los avances en biotecnología se han sumado a la globalización para dibujar un nuevo y prometedor horizonte en el sector de las vacunas. El desarrollo tecnológico ha abierto la puerta de esta área a soluciones preventivas para patologías como el cáncer, cuya vacuna era hasta hace poco tiempo un recurso impensable. Sobre biotecnología, pandemias y programas de vacunación hablamos con Sergio Montero, director general de la filial española de Sanofi Pasteur MSD, una coempresa dedicada en exclusiva a las vacunas que nació en 1994 con la unión de Sanofi Aventis y Merck en el territorio europeo.

Pregunta. ¿Qué porcentaje de ventas invierte Sanofi Pasteur MSD en I+D?

Respuesta. A nivel europeo, entre un 15 y un 16 por ciento, una media bastante notable dentro de lo que es la industria farmacéutica. A veces nosotros invertimos directamente y a veces participamos en proyectos de nuestras sociedades madre, depende del producto.

P. ¿En qué nuevos proyectos estáis trabajando?

R. Hemos tenido y tenemos bastantes. Si tomamos por ejemplo el VPH, España ha sido uno de los países de referencia en investigación, tanto en epidemiología como en investigación clínica de la vacuna. Por otro lado, Zostavax es una vacuna que lanzaremos dentro de poco en la que tenemos una serie de proyectos de investigación clínica realizados en España. En Procual, que es una cuádruple bacteriana, también se ha hecho investigación en este campo. También en rotavirus, una enfermedad muy frecuente. Es decir, se hace investigación clínica y epidemiológica constantemente. Ahora estamos empezando una serie de estudios sobre impacto de los programas vacunales, algo que en el pasado no se solía hacer y que ahora vamos a promover para demostrar el beneficio de las vacunas. Esto es lo que tenemos proyectado hacer con el VPH: demostrar cuál ha sido el impacto real de esa campaña que han hecho algunas comunidades.

P. ¿Y cree que se está cubriendo la necesidad de la población a la que se dirige la vacuna?

R. Ahí hay dos temas. Uno es el programa de salud pública, que pretende cubrir a una generación de niñas antes del comienzo de la actividad sexual para hacer que esa enfermedad vaya desapareciendo. Se trata de una medida de salud pública que han tomado España y otros países europeos, que es ir cubriendo a esa generación. Otra cosa es la política de rescate: que se haya empezado la actividad sexual no significa que la persona esté infectada, por lo que hay una política de rescate que es posible. Ahí, las respuestas en Europa son muy diferentes. Hay países como España que han hecho una cohorte, otros han hecho dos cohortes, y hay países que han hecho una cohorte de salud pública y una financiación para un reembolso para las otras cohortes hasta una cierta edad. Las respuestas son muy diferentes, pero eso ya no es una cuestión de epidemiología —que es, más o menos, la misma en toda Europa—, sino una cuestión de la autoridad que decide dónde pone los recursos y cuáles son sus prioridades.

P. La cobertura entonces es mejorable…

R. Se podrían cubrir más personas, por supuesto. Un 70 por ciento de las chicas de hasta 26 años, que es donde se suele dar mayoritariamente, no han conocido esos dos virus cancerígenos, y menos de un 1 por ciento ha conocido los cuatro virus que tiene nuestra vacuna. Así, en cuestión de necesidades epidemiológicas, ese 70 por ciento no ha conocido el virus y estamos a tiempo de vacunarlas. Hoy España está en una situación económica difícil y hay que hacer elecciones. Eso pertenece a la autoridad sanitaria, que es la que tiene que decir dónde coloca sus prioridades.

P. ¿Estáis evaluando el impacto de la vacuna en Europa?

R. Por supuesto. Ya hay estudios de impacto muy interesantes que podrían ser aplicables: en Australia, que empezó a vacunar masivamente en 2006, hay una fuerte política de rescate que llega hasta los 26 años. En las mujeres de menos de 28 años, en año y medio, ha habido una reducción de más del 50 por ciento de las verrugas genitales, lo que significa que la vacunación está siendo eficaz. Nosotros queremos hacer lo mismo en España. Es lo mismo que la Comunidad de Madrid ha hecho con la varicela: fue una de las primeras —casi única— que ha puesto en marcha una vacunación sistemática de varicela en los niños de 12 a 15 meses y las curvas reflejan una bajada.

P. En cuanto a Zostavax, ¿cuál es la situación exacta?

R. Es un poco víctima de su éxito. En Estados Unidos se lanzó hace tres años y está teniendo una aceptación muy fuerte, por lo que nosotros estamos sufriendo de ese éxito. Y es que lo que no debemos hacer es lanzar una vacuna o un programa de vacunación sin tener la seguridad absoluta de que después vamos a tener el suministro suficiente para continuar ese programa. La vacuna ya está aprobada y lista para lanzarse en Europa, ahora la cuestión es cuándo vamos a poder hacerlo. La producción de biológicos es muy particular: por mucha experiencia que tengamos, existe una variable que puede reservar sorpresas ya que el mismo virus puede mutar o sufrir una contaminación que haga que el resultado no sea el esperado. Así, la tasa de de fiabilidad en producción es mucho más baja. Además, el segundo elemento que diferencia a los biológicos son las normas generales en el proceso de producción. Desde el momento en que se decide producir un fármaco hasta que sale al mercado pasan tres o cuatro meses, la media de una vacuna es de 12 meses. Por todo eso existe un déficit crónico de vacunas a nivel mundial: la necesidad de vacunas, sobre todo en el tercer mundo, es mayor que las capacidades existentes. Lo hemos visto con la gripe pandémica: la capacidad de producción de gripe en el mundo es muy inferior a la demanda teórica que habría si hubiera que vacunar a toda la población.

P. Sin embargo, hay devoluciones y eso encarece el proceso…

R. Sí, es una pérdida. Sin embargo, destacaría que, aunque se ha reducido el número de grandes compañías porque hay una dificultad de producción, ahora se da un resurgir del mundo de las vacunas porque la biotecnología ha posibilitado que emerjan nuevos candidatos. Un ejemplo es nuestro proyecto para el dengue, una vacuna que está compuesta de una bacteria modificada genéticamente. Si miramos hacia el futuro hay que hablar de vacunas mucho más especializadas, se ha cambiado de paradigma: estamos habituados a las vacunas para los más pequeños o para los más mayores, pero están saliendo para los adultos, como por ejemplo la del VPH.

P. ¿Nuevos proyectos?

R. Hay nuevos proyectos que avanzan e incluyen el concepto de vacunación. Primero, frente al cáncer. Si fuéramos capaces de detectar las células que puedan generar una respuesta inmunitaria el propio cuerpo sería el que destruiría el cáncer, reduciéndolo gracias a una vacuna. Ahí se investiga en cáncer renal o en melanoma. Nos damos cuenta de que el cáncer, que antes era resultado de la genética o de alguna contaminación, ahora podría estar ligado en varios casos a virus y retrovirus. Ése es el paradigma que se ha cambiado en vacunación: las vacunas de mañana no serán sólo para niños y se indicarán para cosas muy específicas, como para la prevención en el preoperatorio de infecciones causadas por el virus del estafilococo dorado. Ya se ha cambiado y los avances van a continuar. Ahora, a ver si llegamos a la vacuna contra el cáncer.