R. c.
Madrid
“Estamos haciendo análisis microbiológicos del cien por cien de los lotes que estamos produciendo”. Con esta frase, Belén Ruiz, responsable del laboratorio de calidad Roche España, subraya una de las principales ventajas de su laboratorio frente a otros. Y es que, según Ruiz, lo normal hasta ahora era hacer análisis de “uno o dos lotes al año”.
Otra de las características que marca la diferencia es la utilización de un secuenciador para sus análisis microbiológicos. Respecto a otros laboratorios, que utilizan reacciones bioquímicas o de asimilación de sustratos para la identificación de microorganismos, Roche usa un sistema que permite reconocer los patógenos a nivel molecular. Así, se extrae el ADN de los citados microorganismos patógenos para introducirlo en el secuenciador, que reconoce la fórmula y la compara con una amplia base de datos, lo que aumenta de manera considerable el rigor de la investigación y el descubrimiento acertado de hongos o bacterias.
Pero Roche no solamente examina el producto terminado, sino que también analiza los componentes que les envían sus proveedores y los materiales de acondicionamiento: estuches, PVC y demás elementos del empaquetado, con lo que el análisis de los textos del prospecto constituye una parte importante de este proceso. Además, controlar la calidad del agua o los muestreos ambientales de la planta de producción son también tareas fundamentales de este laboratorio.
Para que todo este engranaje funcione correctamente, unas 27 personas trabajan diariamente en el laboratorio, además de otras ocho que se encargan de revalidar cada cierto tiempo la calidad de los elementos. “Hay que ir tomando muestras constantemente para comprobar que el sistema es el adecuado”, precisa Ruiz.
Por otro lado, la distribución es la otra gran diferencia de este laboratorio, con paredes transparentes y división por zonas según el tipo de técnica a utilizar. Así, hay una habitación para los test de disolución, otra para los HPLC, que los analistas pueden supervisar desde una sala contigua, otra para las balanzas y demás máquinas de pesado, y otra para los análisis microbiológicos.