| domingo, 01 de marzo de 2009 h |

carlos b. rodríguez

Madrid

Magro consuelo, pero la crisis económica podría ser el remedio a la falta de lealtad institucional que es la fuente del “problemático” futuro que el libro Sanidades autonómicas: ¿solución o problema? vaticina al SNS. “Está en juego el futuro del bienestar de España”, dice su autor, el director de la Fundación Gaspar Casal, Juan del Llano.

El trabajo pretende ser un análisis riguroso de todo lo que se oculta bajo la conocida frase “tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo”. La primera valoración de la descentralización es clara: a fecha de hoy, hay más luces que sombras. Pero el futuro se ve amenazado por inequidades, ineficiencias y falta de transparencia que ya se atisban, debido a la “dificultad de liderazgo” que afronta el Ministerio de Sanidad.

En ese marco, “es evidente la fragilidad de las políticas comunes clave” del sistema público, señala el libro, como la referida a política farmacéutica. Afortunadamente, los progresivos acuerdos de colaboración entre regiones limítrofes parecen indicar que prevalecerá la racionalidad. Pero esto no basta.

Además de un papel estatal “más directivo”, se necesitan mecanismos de solidaridad interregional adecuados que cooperen frente a aquellos que han fracasado o están en vías de hacerlo. “Es el caso del CI del SNS”, dice Del Llano. El diagnóstico es compartido por los consejeros de Salud de Castilla y León y Andalucía, que en su prólogo al libro comparten la necesidad de reforzar el CISNS. La titular andaluza comentó incluso durante su presentación la posibilidad de que el resultado de los plenos se hiciera por voto ponderado en función de la población de cada comunidad.

El libro no evita el debate sobre la sostenibilidad. Partiendo del “contundente” incremento experimentado por la población desde 2002 (un 10,54 por ciento), Del Llano cree probable que la crisis modere las demandas financieras autonómicas. Pero el auténtico problema (la carencia de solidaridad del sistema) seguirá. “No se vislumbra un reparto en función de necesidad sanitaria”, afirma. Y si el reparto no incluye más factores de corrección, añade que “las comunidades empezarán a facturarse unas a otras por la asistencia especializada y por la prescripción farmacéutica”.

Y si las proyecciones de gasto sanitario son pesimistas, el copago farmacéutico “amenazará aún más”, según él, el equilibrio financiero del SNS. El libro recomienda modificar un copago que cree “ineficaz, carente de equidad y en progresivo desuso”. “No obstante, la falta de coraje político, las expectativas a corto plazo, la demagogia electoralista y la impopularidad de determinadas medidas hacen que no parezca plausible que las comunidades se dedican a aplicar la participación económica de los usuarios”, concluye.