Biocat organizó la semana pasada el encuentro “Impulsando el ‘contract manufacturing’ para las tecnologías médicas en Cataluña”

La necesidad de nuevas agencias certificadoras además de la Agencia Española del Medicamento (Aemps) fue una reivindicación unánime

| 2010-05-14T16:49:00+02:00 h |

Javier Granda Revilla

Barcelona

Adaptación al entorno, diversificación, apuesta por la internacionalización y necesidad de nuevas agencias certificadoras además de Aemps fueron las principales opiniones de la mesa redonda celebrada el pasado 13 de mayo en el marco del encuentro “Impulsando el contract manufacturing para las tecnologías médicas en Cataluña”, organizado por Biocat. La capacidad de aprendizaje y adaptación de las empresas —pymes en su mayoría— es uno de los aspectos críticos en este campo. Para Joan Martí, gerente de dinamización de clusters de Acc1ó, la agencia catalana de apoyo a la competitividad, la innovación y la internacionalización, “el sector salud tiene futuro si se hace bien, no hay sectores buenos y malos, hay negocio si se hace bien”. En su opinión, la fórmula óptima pasa por ir en equipo, ya que la postura individualista “no tiene futuro”. Entre las medidas, se impone la capacitación de trabajadores y formación de gestores de proyecto.

Carlos Sisternas, director de Fenin Cataluña, señaló la importancia de adelantarse porque “si no cambias, vas por el mal camino”. Un problema añadido que citó es el de la contratación, que en España es pública en su inmensa mayoría, sometida además a los diferentes reglamentos de las comunidades autónomas. “Se pide un documento en un sitio y otro totalmente distinto en otro, lo que dificulta la entrada de la empresa pequeña”, lamentó.

Equipos multidisciplinares

La diversificación es otro de los conceptos por los que habría que apostar, según Josep María Gomes, del servicio de internacionalización de la Cámara de Comercio de Barcelona. En este sentido, apuntó que también son necesarias “las ayudas a equipos multidisciplinares formados por ingenieros y médicos que puedan desarrollar productos para la fabricación y para satisfacer las necesidades del cliente”.

Para José Antonio Jaldo, presidente de la Asociación Española de Empresas de Rapid Manufacturing (Aserm), una historia recurrente es partir de una buena idea y, sin consultar y ajeno al mercado, lanzarla. “Son productos técnicamente buenos, pero tiene que haber un mercado, por lo que se debe consultar y buscar alianzas con grandes empresas, como en los programas Cenit”, recordó.

Su consejo pasa por unir esfuerzos e implicar a todos los agentes del sector “y mirar fuera, porque trabajamos en un mercado global y hay que mirar lo que se hace y no centrarse en un segmento de mercado y buscar la seguridad”. Asimismo, Jaldo apuntó también que falta esta educación empresarial. “No estamos acostumbrados, no se sabe analizar el conocimiento y desarrollar productos”, criticó.

Por su parte, Ramón Maspons, director de la Oficina Técnica KIC-IET de Biocat y moderador de la mesa, recalcó la inexistencia de entidades certificadoras más allá de la Aemps, mientras que en algunos países pueden llegar a existir hasta 20 “y algunas incluso pueden operar en España”. Otro elemento que cree necesario son las consultorías especializadas que acompañen en el proceso de certificación.

El ‘lobby’, imprescindible

Por otro lado, Martí indicó que para que se favorezca este proceso es necesaria una acción de lobby, “aunque no es necesario crear de cero una entidad, aunque es una acción política de nivel que debe hacerse”. Sisternas se mostró de acuerdo, ya que cree que una decisión así “ayudaría a la industria y tendría mucho trabajo que hacer, porque cuando tienes un producto innovador que funciona bien, todo lo que pueda ayudar a que llegue cuando antes al mercado es útil”.

Protagonismo empresarial

La última parte del debate se centró en las ayudas que puede proporcionar la Administración a la iniciativa privada. Sin embargo, Jaldo situó al empresario en el centro del escenario, al recordar que “cuando se juega en primera división, hay que saber cómo se juega y conocer el entorno. No corresponde a las instituciones oficiales, corresponde al empresario saber hasta dónde quiere llegar, sabiendo qué materiales y qué profesionales tiene”. Por su parte, Martí añadió que el nivel general de los clusters es el futuro, tanto por su capacidad diferencial como por necesidad diferencial. “Hay oferta y demanda y hay que crear mecanismos para conectarlas a proyectos concretos”, propuso.

De otro modo, Sisternas reiteró la dificultad de moverse en un mercado tan fraccionado como el de las comunidades autónomas, en el que para introducir un producto debe convencerse al especialista, al director de gestión, al gerente y a la misma institución “en un proceso muy complejo, en el que hay que tocar muchas teclas. La clave es agilizar los procesos de calidad y el problema son los tiempos, un asunto que ahora es crítico. De ahí la importancia de las asociaciones”.