Subdirector de El Global viernes, 25 de julio de 2014 h
La primera regla del club de la lucha es no hablar del club de la lucha”. Esa era una de las ocho máximas grabadas a sangre por Tyler Durden, el personaje de la primera novela del escritor estadounidense Chuck Palanhiuk, El club de la lucha (se prepara una segunda parte en formato de novela gráfica que saldrá a la luz en mayo de 2015), que fue llevada a la gran pantalla el director David Fincher. Y eso es lo que parece que quieren hacer las comunidades autónomas con la paternidad de las propuestas (255) de ahorro y recorte que el Ministerio de Hacienda ha compilado para discutirlas el 31 de julio en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. En esta reunión, cada comunidad defenderá las propuestas que ha realizado para hacer los recortes oportunos y cuadrar sus cuentas, eso sí, la primera regla es no hablar de quién ha hecho cada propuesta. Aunque la autoría oficial de cada una se intuye.
Así, en este club de la lucha formado por los consejeros de Hacienda se pondrá sobre la mesa una serie de ideas que, una vez más, golpean fuerte en Sanidad. Y que, una vez más, incide en la farmacia como el objetivo a golpear. En este sentido, hay tres medidas centradas en este colectivo que han sentado a las boticas igual de bien que un gancho de derecha al cuerpo y un uppercut directo al mentón del Mike Tyson de los años 80. Primera (medida número 13): Permitir la venta de determinados medicamentos publicitarios fuera de las oficinas de farmacia. Segunda (medida número 16): Reducción del margen comercial aplicable a las oficinas de farmacia. Tercera (medida número 18): Permitir u obligar a que determinados productos farmacéuticos con receta sean dispensados en los centros ambulatorios u hospitales.
Tres perlas que bien podrían formar parte de una especie de Proyecto Mayhem (esa organización sectaria comandada por Durden que se adiestra como un ejército para derribar la civilización moderna, que se inspiraba en la Cacophony Society de la que formaba parte Palahniuk) orientado a aniquilar el modelo de oficinas de farmacia que tiene nuestro país. ¿Qué ahorro se produce con la salida de las EFP de las farmacias? ¿Por qué ahogar aún más a una profesión que es clave para el buen funcionamiento del SNS? ¿Ha hecho alguien cuentas de lo que costaría la dispensación de muchos productos en centros ambulatorios u hospitales? ¿Qué opinan el ministerio y los consejeros de Sanidad? La primera regla del Proyecto Mayhem: no se hacen preguntas.
Manu Leguineche (maestro): “Hago votos porque esta profesión, mi profesión, vuestra profesión, siga el camino de la verdad”.
Otra vez las medidas de ahorro propuestas golpean en Sanidad y, cómo no, en farmacia
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