En los tiempos que corren, ya nadie duda de la importancia de que la innovación farmacéutica discurra por la senda de la medicina personalizada. Esto hace que la identificación de biomarcadores, el desarrollo de test diagnósticos y la investigación de nuevas moléculas se conciba como un todo orientado a generar soluciones más efectivas para los pacientes y más eficientes para los sistemas nacionales de salud. Y si en este nuevo contexto hay que destacar a alguna compañía por su buen hacer esa sería la suiza Roche, que tiene en la ciudad alemana de Penzberg el único centro mundial que combina investigación, desarrollo y producción de sistemas de diagnóstico y tratamiento, convertido así en un paradigma industrial de la medicina personalizada.
Los primeros avances en el centro de Penzberg tuvieron lugar, según los portavoces del centro, en áreas como la gripe, el VIH o la hepatitis C. “En ellas se dieron los primeros ejemplos en los que las pruebas de diagnóstico proporcionaron información para determinar la terapia y la dosis adecuada”, señalan. Posteriormente, se puso el foco en el cáncer de mama, siendo este el centro en el que comenzó a estudiarse la sobreexpresión de HER2 para determinar a las candidatas para recibir Herceptin (trastuzumab), producto de referencia en el ámbito de la medicina personalizada, al que le siguieron Perjeta (pertuzumab) y Kadcyla (T-DM1).
Fruto de las investigaciones realizadas en estas instalaciones fue también el desarrollo de Zelboraf (vemurafenib) asociado a un test diagnóstico para identificar a los pacientes con melanoma que pueden beneficiarse de él al expresar una mutación del gen BRAF.
Actualmente, dentro del área de diagnóstico se están desarrollando las pruebas para la estratificación de pacientes con Alzheimer, y también para los que sufren asma. A nivel de producción, hay alrededor de 100 parámetros para pruebas inmunológicas. En total, esta área cuenta con unos 3.218 empleados, que se reparten por las áreas de I+D, producción y estandarización, gestión de calidad y procesos regulatorios. Roche ha realizado una inversión de unos 200 millones de euros a tres años para operaciones en curso, la cual ha sido complementada por un montante adicional para nuevos proyectos en 2013.
En cuanto a la división farmacéutica, se trabaja en estos momentos en el desarrollo de anticuerpos para oftalmología y oncología. Además, en Penzberg tiene lugar la producción de compuestos como Herceptin (trastuzumab) Gazyvaro (obinutuzumab), Pegasys (peginterferón alfa-2a), Neorecormon (eritropoyetina beta) o Mircera (metoxi-polietilenglicol epoetina beta). La última inversión realizada en esta división asciende a los 700 millones, y está orientada a la renovación y la extensión de las instalaciones. En total, hay 1911 profesionales trabajando en la división farmacéutica.
Ventajas de la integración
Dejando de lado las cifras, la aportación real de esta integración a la innovación que produce Roche debe ser analizada más en términos cualitativos. Como explica la patóloga española Marta Cañamero, que ha dejado de hacer investigación básica en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) para encabezar el departamento de Patología y Análisis de Tejidos del centro de Roche en Penzberg, “lo más importante es la posibilidad de compartir conocimientos de forma fluida sobre las investigaciones en marcha y que no se pierda información por el camino”. En total, hay actualmente más de 80 proyectos en los que se produce la interacción de ambas.
En este sentido, y mirando a los beneficios que se producen a nivel práctico en la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, Cañamero apunta a la traslación del know-how que se genera en el desarrollo de test diagnósticos para la generación de nuevas herramientas que puedan contribuir a la investigación con farmacos. Además de eso, “Roche Diagnostics reacciona de forma rápida a las necesidades de la división Pharma (desarrollando un nuevo anticuerpo para el cribado de pacientes, por ejemplo) y ayuda a tomar decisiones en el desarrollo de medicamentos que, en algunos casos, pueden incluso llegar a detener un proyecto o redefinir el nicho de población candidata a recibir el tratamiento en cuestión”, concluye.
Así, visto el impacto que puede tener la combinación de ambas actividades en la reducción de costes y el aumento de la productividad de la I+D de Roche, y dando por hecho que el auge de la personalización es ya imparable, al centro de Penzberg solo se le puede augurar un futuro prometedor. “El incremento de la demanda de sistemas analíticos de diagnóstico, de immunotests y de proteínas con fines terapéuticos son factores que garantizan el crecimiento de muestras áreas de especialización”, prevén los responsables del centro de la firma suiza en Penzberg.