La obligación de dispensar el medicamento de “precio más bajo” que estableció el Real Decreto-ley 16/2012 ha venido acompañada, en algunas comunidades autónomas, de una mayor capacidad de sustitución del farmacéutico para poder solventar posibles desabastecimientos o resolver casos de urgencia. Al margen de esta medida, el estudio “Impacto de las formas-colores-tamaños en la aceptación del paciente de una sustitución de medicamentos por el farmacéutico” puso de manifiesto que estos cambios pueden causar confusión o rechazo en los pacientes, puesto que la adherencia al tratamiento viene dada, en gran medida, por la apariencia física del medicamento.
A este respecto, dicho trabajo, publicado en la revista científica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid en la que se recogen los resultados de las investigaciones de pósteres de la última edición de Infarma, constató que “para un mismo principio activo, son múltiples las formas farmacéuticas”. En concreto, el estudio se centró en la simvastatina, para valorar el impacto en la adherencia y cumplimiento terapéutico que experimentan los pacientes como consecuencia de la variación de las características morfológicas del medicamento.
Para ello, se tomó como muestra a 80 personas entre 50 y 89 años, de las cuales el 61 por ciento estaban en tratamiento con simvastatina. Así, se comprobó la “gran variedad que existe entre comprimidos de distintos laboratorios incluso distintas dosificaciones”. Tanto en el cambio de color como de forma, se vio que un 57 por ciento de los encuestados se veían influenciado por el cambio, mientras que el 43 por ciento no mostraba problemas de identificación.
En cuanto a la influencia que estos cambios tenían por edades, se observó que la afectación era nula en los grupos más jóvenes. En cambio, a medida que aumentaba la edad, el rechazo crecía significativamente hasta el 88,2 por ciento en pacientes en torno a los 85 años. El estudio concluyó que el rechazo y su consiguiente perjuicio a la adherencia al tratamiento venían acompañados de factores como la poca información que recibía el paciente o su alta polimedicación.
“Sin embargo, un factor favorable fue la actuación del farmacéutico, determinando la confianza con la que el paciente afrontaba el cambio”, aseguró este trabajo, que apuesta por potenciar una buena intervención a este nivel puesto que “va a favorecer la comprensión por parte del paciente del cambio que se está produciendo en su medicación, de manera que no abandone la terapia por desconocimiento o temor al cambio”. No obstante, también apostó por establecer criterios mínimos de fabricación por principio activo.