| viernes, 18 de diciembre de 2009 h |

Pablo Martínez Periodista e historiador

Ser o no ser… El paradigma de los dilemas, puesto por William Shakespeare (1564-1616) en boca de su personaje Hamlet, un príncipe de Dinamarca que se finge loco para vengar la muerte de su padre, puede interpretarse como alguien que se esconde tras la aparente pérdida de la razón para superar sus dudas. Pero una vez que ha descubierto que el actual rey, el hermano de su padre, en conspiración con su madre, es el verdadero asesino, no actúa.

La oposición de la vida como acción (ser) y de la muerte como inacción (no ser) se queda en dilema. Esta duda categórica, a la que se le ha dado vueltas desde tiempos de Aristóteles —acción frente a inacción, ser simultáneamente algo y su contrario—, puede en la comunidad del medicamento español proyectarse a la incapacidad de las administraciones públicas para tomar decisiones sobre la financiación sanitaria.

Se presupuesta el gasto farmacéutico público para el ejercicio 2010, en casi todas las comunidades autónomas por debajo del gasto liquidado durante 2009, todo ello a pesar de los incrementos de población y del número de recetas. Y no se toman medidas. Todo lo más que se hace es dar por sentado que las administraciones públicas retrasarán los pagos a las oficinas de farmacia y… Distintos tipos de alternativas son propuestas de manera recurrente. Entre ellas, más copago, hasta alcanzar, como lo fue inicialmente en la Seguridad Social, el 20 por ciento de la factura; ordenar la financiación por el destino de los medicamentos, ya sea a pacientes agudos, crónicos, ocasionales; o evitar que los medicamentos publicitarios tengan que convivir con moléculas idénticas financiadas.

Quizá este último caso sea el mejor ejemplo del dilema shakesperiano al que aludíamos al principio. Ese dilema del ser o no ser expresado por el príncipe danés. Es decir, que una determinada molécula debería ser calificada medicamento publicitario o no serlo, pero nunca las dos cosas a la vez. Por eso, desde la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp) o desde la distribuidora de medicamentos Cofares, por citar a dos ejemplos de los denunciantes más activos, se cansan de clamar en el desierto sin obtener respuesta alguna. Es posible que no se den cuenta de que, en el fondo, las administraciones públicas son como Hamlet.