| miércoles, 31 de marzo de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

En la antigua Roma los generales victoriosos desfilaban en una cuadriga por las calles aclamados por la multitud. Había, no obstante, una sabia costumbre destinada a evitar que el vencedor fuera presa de la soberbia y utilizara su poder en contra de la República. Durante el desfile, en el carro, junto al general, se situaba un esclavo que sostenía sobre su cabeza una corona de laureles y le susurraba continuamente: “Memento mori”. Es decir, “recuerda la muerte”, que era una fórmula para que no olvidara que era un mortal y no un dios.

Trinidad Jiménez, nuestra ministra de Sanidad, ha desfilado metafóricamente estos días por todos medios de comunicación, y la mayoría de ellos han celebrado su gran victoria en el Consejo Interterritorial, consiguiendo un acuerdo para recortar el gasto farmacéutico en 1.500 millones de euros. Muy posiblemente una de las muchas batallas que tiene que ganar la república sanitaria para superar la crisis económica. Tengo la impresión de que Jiménez, que cuenta con excelentes prefectos en su legión dedicada a los medicamentos, carece de la figura equivalente al esclavo que recordaba ese “memento mori”. Los tiempos son muy diferentes, la generala-ministra no necesita a nadie que la recuerde que no es una diosa, pero sí podría ser bueno que alguien le susurraba continuamente: “Recuerda el complicado equilibrio de la cadena del medicamento”.

No es una cuestión baladí, aunque ningún colaborador próximo haya cubierto la función del antiguo esclavo, los diferentes agentes si lo han hecho y han señalado en estos días los altísimos costes en empleo, calidad e investigación que van a tener las medidas acordadas. Costes, quizá, superiores en magnitud económica a lo ahorrado. Es probable que la ministra al escuchar los gritos de angustia los confunda con un pataleo y eso, ya sabe, a los generales no les hace mella. Pero esto es mucho más complicado, la ministra necesita imperiosamente consejeros que se lo recuerden, analicen y busquen soluciones más imaginativas que los recortes cortoplacistas que ya utilizaron sus antecesores.