| viernes, 04 de diciembre de 2009 h |

Pablo Martínez. Periodista e historiador

Los farmacéuticos franceses se encuentran muy irritados por la ley de financiación de la Seguridad Social para 2010. Por una parte, se ha abierto la puerta para que las residencias de personas mayores dependientes (EHPAD) puedan disponer de farmacias internas, similares a las farmacias de los hospitales. Por otra, se ha habilitado la inspección de oficinas de farmacia de alta rotación por un sistema aleatorio de muestreo. En cualquier momento, sin previo aviso y sin que aparentemente medie ninguna irregularidad, los inspectores podrán, por sorteo, examinar la actividad de una oficina de farmacia. Están previstas multas elevadas no sólo a situaciones de fraude, lo que sería lógico, sino para simples pequeñas negligencias administrativas. Estas drásticas medidas forman parte de un paquete de ahorro que pretende amainar los efectos de la crisis económica y el déficit de la Seguridad Social que alcanza los 30.600 millones de euros.

Si tenemos en cuenta que Francia es una de las economías de la Unión Europea que ya ha iniciado una tímida recuperación de la crisis, podemos intuir que tarde o temprano, vía Ministerio de Sanidad o comunidades autónomas, las farmacias españolas también tendrán una medidas de ajuste, similares o más severas que las francesas, en 2010. De momento, todos esperan un nuevo acuerdo de financiación autonómica y se confía, o quizá se confiaba, en el posible Pacto por la Sanidad, que por sus primeras conclusiones sobre farmacia y medicamentos ha decepcionado.

Revisar el tamaño de los envases, introducir alguna lista negativa y revisar los precios, que es lo que en principio se ha decido, parece que sabe a ambiguo, poco y escaso. Si no hay nada más, el viejo refrán “Mal de muchos, consuelo de tontos” se va a quedar irremediablemente corto. Por lo menos recordemos que en su origen ésta era una sentencia mucho más noble, hay que remontarse al Marqués de Santillana (1398-1458) que dijo: “Donde se reparte el dolor, cabe a cada uno un sentimiento menor.