Pablo Martínez, periodista e historiador
El refrán “Para ese viaje no se necesitan alforjas” está recogido en el Diccionario de la R AE como “una expresión coloquial para indicar que el resultado obtenido no corresponde al esfuerzo realizado”. Después de darle muchas vueltas, no he encontrado un titular mejor para comentar el Real Decreto Ley de racionalización del gasto farmacéutico aprobado por el Gobierno. El escenario es pavoroso. Una crisis económica mundial que golpea a todos los países con violencia; una peor perspectiva para España por una burbuja inmobiliaria que nos llevó a duplicar el índice de paro de la UE; un SNS insostenible que acumula un déficit superior a 12.000 millones de euros; unos presupuestos sanitarios de las comunidades autónomas para 2010 inferiores en más de 1.000 millones de euros al gasto real de 2009… Y he ahí, que nos encontramos con un parto de los montes que ve en el gasto farmacéutico público la causa de todos los males de la sanidad.
Todos a trabajar. Una comisión parlamentaria en busca de un Pacto por la Sanidad; un plan estratégico no nato de política farmacéutica que pone los pelos de punta a un sector que clama que ya ha aportado y que no se puede sacar más; un brillante acuerdo político en el Consejo Interterritorial y un fiasco: el real decreto ley. No resuelve ni la sostenibilidad económica del sistema sanitario ni la insuficiencia presupuestaria, ya que en 2010 sólo ahorrará 156 millones de euros. A partir de septiembre las arcas públicas de la sanidad autonómica estarán vacías y, posiblemente, varios laboratorios de genéricos estarán al borde de la desaparición. Pues eso, que “para ese viaje no se necesitan alforjas”. Pero algo ha tenido de positivo para las farmacias, se ha modificado el RD 5/2000 y eso las ha sacado del fondo del abismo. Ahora, como el resto de los sectores sanitarios, sólo están sentadas en el borde.