| viernes, 05 de febrero de 2010 h |

Pablo Martínez. Periodista e historiador

Los conquistadores de lo inútil es un libro autobiográfico de Lionel Terray (1921-1965), uno de los más célebres alpinistas franceses, que contribuyó en 1950 a la conquista del Anapurna, el primer pico de más de 8.000 metros alcanzado por los hombres, y el mismo que terminó en 1955 con la virginidad del Makalu, otro gigante del Himalaya de 8.460 metros de altitud. Terray murió en un accidente de escalada en Grenoble, al sur de los Alpes. Su vida, según su propio reconocimiento, fue tan apasionante como inútil.

Hace pocas semanas, en estas mismas páginas, me preguntaba si el proyecto de nuevos estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos podía ser un acto de “gatopardismo”, una manera de defender un determinado statu quo mediante la fórmula de cambiar algo para que nada cambie. Hoy ya conocemos la respuesta, el rechazo al voto proporcional al número de colegiados de cada colegio implica dejar en esencia las cosas como estaban, y ello, desde mi humilde punto de vista, perpetúa la inutilidad del Consejo.

Se ha perdido una oportunidad de oro. El papel del Consejo General es, fundamentalmente, representar a los farmacéuticos ante la Administración. En el Estado de las autonomías, con transferencias a las comunidades autónomas en todo lo referente a la prestación farmacéutica y los correspondientes conciertos, el en otro tiempo papel del Consejo General ante el extinguido Instituto Nacional de Previsión ha sido asumido por los Consejos autonómicos y los colegios provinciales ante las respectivas comunidades autónomas. A la Administración central le queda una pequeña pero importante porción de competencias (precios, registro de medicamentos y leyes básicas), pero si quien tiene enfrente en nombre de los farmacéuticos no representa a la verdadera mayoría de colegiados a un equivalente de un voto por cada farmacéutico, no consigue que se le tenga en cuenta. El Real Decreto 5/2000, el Decreto de Mutualidades o los precios de referencia tienen mucho que ver con esa situación. Dejar el Consejo General como estaba ha sido una conquista inútil para los intereses de los farmacéuticos.