Pablo Martínez, periodista e historiador
Al término de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) los países vencedores declararon a Alemania responsable del conflicto y las condiciones de paz impuestas fueron terriblemente duras. Junto a las pérdidas territoriales, en sus propias fronteras y en su imperio colonial, Alemania hubo de pagar 269.000 millones de marcos oro en concepto de indemnización entre 1921 y 1925 y ceder la mayor parte de su marina mercante y bienes de equipo industriales. Existe un alto grado de consenso entre los historiadores para valorar estas exigencias, al límite de la capacidad del pueblo alemán, como una de las causas que propiciaron el progreso del nazismo y, por tanto, de la propia génesis de la Segunda Guerra Mundial.
Todo es finito en nuestro mundo más próximo: la capacidad de carga de un camión, el volumen de agua que puede retener una presa, la presión que es capaz de soportar una bombona, el nivel de expolio que puede soportar un colectivo… Superados unos límites sobreviene el hundimiento, el derrumbe, la explosión… Podríamos decir que, en cualquier circunstancia, persistir en forzar la capacidad límite de un objeto o una situación es una conducta irresponsable, en la medida que da lugar a situaciones no deseadas y la mayor parte de las veces destructivas. También podemos decir que, desgraciadamente, el devenir de la historia es, en la mayor parte de las veces, una concatenación de irresponsabilidades.
En el ámbito farmacéutico español hemos conocido que las medidas de recorte del déficit público derivadas de los RDL 4/2010 y 8/2010, están dando sus frutos. La factura de la prestación farmacéutica de agosto, última publicada, fue un 6,4 por ciento inferior, de media, a la del mismo mes de 2009. La bajada fue mucho más acusada en algunas comunidades: un 18,43 por ciento en Castilla y León o más de un 14 por ciento en Canarias o Melilla. ¿Pueden las farmacias de estas comunidades soportar bajadas tan acusadas? ¿Están o no al límite de su capacidad para seguir siendo garantes del acceso de la población a los medicamentos? ¿Estamos ante una nueva irresponsabilidad?