Se está fraguando una rebelión de las CC.AA. contra el Estado
| 2008-11-09T18:00:00+01:00 h |

Pablo Martínez

Periodista e historiador

La España de las autonomías guarda alguna semejanza con la parábola del hijo pródigo. Hubo un día en que unas hijas le dijeron a su padre: “Damos la hacienda que nos corresponde”. El padre distribuyó una parte, pero les impuso una condición: “Hijas, ya sabéis que tengo por costumbre dar de comer a los peregrinos que llaman a la puerta de mis casas, con el dinero que os doy mantendréis esta costumbre, y todas serviréis los mismos platos, no quiero distingos”. Algunas de las hijas discutieron la cantidad asignada, pero al final, de las 19, 17 aceptaron, sólo las dos más pequeñas permanecieron dependiendo directamente del padre.

Entre las 17 restantes al principio hubo algunas alegrías y malgastaron parte de la hacienda, pero pasado un tiempo, el dinero recibido para dar de comer a todos los peregrinos empezó a ser escaso porque su número había aumentado. Las hijas llamaron al padre y le dijeron: “Hay más peregrinos que antes, tienes que darnos más dinero”. Pero el padre se negó. Años más tarde, las hijas volvieron a reunirse con su padre y algunas le dijeron: “Danos las rentas que te pagan tus aparceros en la zona donde nosotras damos de comer a tus peregrinos, lo administraremos y no volveremos a pedirte más”. Algunas de las zonas con menos aparceros no querían esa solución, y el padre no supo dar una respuesta. Él mismo, poco después, empezó a tener problemas porque algunos aparceros dejaron de pagarle y envió menos dinero a las hijas, aunque les advirtió de que tenían que seguir dando de comer a todos los peregrinos.

Con la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud ocurre lo mismo que con estas hijas pródigas. Las comunidades autónomas tienen que dar los medicamentos, pero el dinero no es suficiente, no tienen medios para recaudarlo. Y además, el ‘padre Estado’ controla qué medicamentos hay que distribuir y el precio de los mismos. La rebelión se está fraguando.