| viernes, 06 de noviembre de 2009 h |

Pablo Martínez

Periodista e historiador

La literatura y el cine nos han ofrecido dos visiones contrapuestas de los años de la Guerra Fría. Una, es la primera novela de Ian Fleming, Casino Royale, que inició la saga de James Bond, el agente 007, un mundo de fantasía, lujo, sexo y licencia para matar en nombre de los buenos. La otra, la de John Le Carré, con El espía que surgió del frío, donde se recrea el mundo sórdido, inhóspito, áspero, lleno de traiciones que provocan hartazgo y cansancio. Ahora que se celebra el vigésimo aniversario de caída del Muro de Berlín, todo aquello parece muy lejano, pero lo cierto es que realmente existió una gran tensión y se vivieron crisis que podían haber desembocado en una Tercera Guerra Mundial, hecatombe nuclear incluida.

Mi propuesta de esta semana es que nos quedemos con los arquetipos para analizar otra pequeña guerra fría. Una guerra no declarada pero omnipresente, como la que enfrenta a los gestores del Sistema Nacional de Salud con los farmacéuticos. Ambos se necesitan mutuamente, pero no ven salida a sus diferencias. Los primeros, máxime en el actual escenario de crisis económica, carecen de opciones para ampliar el presupuesto de gasto farmacéutico público, aunque su crecimiento se deba al aumento de la demanda, más recetas, y aplican inmisericordes recortes y descuentos al eslabón más débil. Es decir a las oficinas de farmacia. Los segundos, cada vez con un menor margen de maniobra, asisten desesperados a un descenso constante de la rentabilidad de sus farmacias.

De mis conversaciones con amigos farmacéuticos deduzco que muchos de ellos esperan que de sus corporaciones y organizaciones surja un James Bond, el agente 007, salvador. Que este Bond tenga un as en la manga capaz de cambiar las actuales reglas del juego. Me parece una fantasía. La realidad es más gris, más fría, sin héroes, próxima a Alec Leamas, el personaje de Le Carré. No existen soluciones brillantes y vistosas, sólo valdrá el trabajo eficaz y acuerdos con cesiones muy costosas.