Francesc Ballart, dtor. de Comunicación Institucional y Sección Científica de Federació Farmacèutica SCCL
Los estudios universitarios de farmacia están orientados desde una perspectiva pluridisciplinar con el fin de poder dar respuesta a las necesidades, cada vez más amplias, del farmacéutico comunitario en el ejercicio de su profesión. Sin embargo, la constante evolución científica, sanitaria, social, económica y tecnológica que estamos viviendo, exige una formación permanente del farmacéutico a lo largo de su carrera profesional.
Esta formación debe abarcar tanto los aspectos técnicos de la profesión como su vertiente de gestor de una pyme, en la cual se incluyen conocimientos en las distintas áreas que conforman la gestión y cada vez más el uso de las herramientas informáticas necesarias para llevarla a cabo.
Desde el punto de vista estratégico la función de esta formación es fundamental. No se trata solamente de progresar profesionalmente o de alcanzar la excelencia en el ejercicio de la profesión, sino también de reforzar el elemento que distingue al farmacéutico comunitario como agente de salud.
La profesionalidad, la atención farmacéutica, es el gran valor diferencial del farmacéutico comunitario y como tal debe hacerse valer ante los pacientes, las instituciones y la sociedad en general. Para avanzar en este camino, la formación es un elemento esencial.