| viernes, 15 de enero de 2010 h |

Pablo Martínez. Periodista e historiador

El Gatopardo es una novela de Guiseppe Tomasi, di Lampedusa (1896-1957), en la que narra las experiencias de sus antepasados en la isla de Sicilia durante la unificación italiana en el siglo XIX. La recreación de las vivencias de Giulio IV di Lampedusa, bisabuelo del autor, ha dado lugar a la paradoja conocida en Ciencias Políticas como gatopardismo o lampedusianismo, consistente en defender un determinado statu quo mediante la fórmula de “cambiar algo para que nada cambie”. Es decir, la actuación en la que se cede o reforma una parte de las estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente.

El proyecto de nuevos estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos da la sensación de querer aplicar el gatopardismo. Su contenido, que mantiene parte de la inercia del anterior texto preconstitucional, se aleja de la esencia de un Consejo de Colegios, tratando de perpetuar la verticalidad actual. Los representantes natos de los colegiados son los respectivos presidentes de colegios provinciales elegidos por votación directa y los presidentes de los consejos autonómicos elegidos indirectamente por los primeros. En el proyecto de estatutos la representación directa queda diluida por la incorporación a la asamblea general, órgano máximo, de personas que no representan a los colegios, o que la ponderación del voto se establezca en función de la raíz cuadrada del número de colegiados a 31 de diciembre del año anterior, mientras que las cuotas se establecen de manera directa según el número de colegidos sin ponderación alguna. Aunque parece que algo se transforma, en el fondo, nada cambia. En la práctica, los colegios con más colegiados siguen financiando servicios que prestan los colegios más pequeños a través del Consejo, y ello origina el inevitable clientelismo de esos pequeños colegios hacia la presidencia del Consejo que se criticaba en la etapa anterior. Descartar las sospechas de gatopardismo requiere unas reglas de juego (estatutos) más ajustadas a usos democráticos. Que el voto de cada farmacéutico español tenga el mismo valor.