Pablo Martínez, periodista e historiador
La terapia electroconvulsiva o por electroshock estuvo de moda en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado para tratar a enfermos psiquiátricos. Hoy por hoy esta práctica se encuentra en desuso para enfermos mentales, pero nadie discute su utilidad para la resucitación en casos de paradas cardiorrespiratorias. Desde mi punto vista, la patronal de los distribuidores farmacéuticos, Fedifar, adoptó esta segunda opción del electroshock, la de la resucitación, para aplicarla a sus miembros la semana pasada. El agravamiento del impacto de la crisis económica en el sector farmacéutico español por el castigo añadido de los RDL 4/2010 y 8/2010 ha dejado a la industria farmacéutica y a las oficinas de farmacia bajo mínimos. Los distribuidores, eslabón intermedio, han quedado al borde del colapso y por ello, pienso, Fedifar recurrió a una terapia de choque con un desfibrilador que denominó “Foro de la distribución farmacéutica 2010”, que se aplicó en la Escuela de Negocios IESE, de Madrid.
Reunidos la casi totalidad de los distribuidores, grandes, medianos y pequeños, las descargas fueron inmisericordes. No hubo contemplaciones, el objetivo era que los pacientes reaccionaran, y no importaba el dolor momentáneo que se les causara. Primero un poco de anestesia, el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, lanzó un mensaje tranquilizador y prometió que el Gobierno no volverá a cebarse en el sector. A continuación llegó la primera descarga, Alejandro Lago, un profesor del IESE, ingeniero de logística, les explicó que las economías de escala mandan, que su modelo es insostenible, que son demasiados y que o se agrupan o vendrán otros de fuera que realizarán su trabajo de manera más competitiva. El segundo trallazo se lo aplicó Gabriel Morelli, director general de IMS Heallth España, que les presentó crudos los datos de mercado de medicamentos, que decrece en 2010 y que seguirá sin recuperarse hasta 2014. El último chispazo vino de la mano de René Jenny, presidente de la patronal de distribuidores farmacéuticos europeos (GIRP), que señaló que la única opción de supervivencia es incrementar los servicios de valor añadido hacia la industria, las farmacias y los pacientes.