Pablo Martínez
Periodista e historiador
San Ignacio de Loyola (1491-1556) decía que no debían hacerse mudanzas en tiempos de tribulación. El fundador de la Compañía de Jesús, que había sido militar en su juventud, trataba de inspirar con este consejo el principio estratégico de no correr riesgos innecesarios. Conversando hace unos días con Rafael García Gutiérrez, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp) y posiblemente uno de los que más saben de medicamentos publicitarios en España, le trasladaba el nerviosismo de algunos farmacéuticos por una supuesta y enésima amenaza de salida de los medicamentos publicitarios del canal farmacia. Él, con una sonrisa socarrona, que tanto podía expresar que la amenaza le parecía pueril o que estaba un tanto cansado de escuchar la misma pregunta, me respondió que no tenían nada que temer. “Mira —me dijo—, hay dos argumentos de peso. El primero es que las grandes superficies comerciales no están interesadas en los medicamentos publicitarios, sino en poder instalar farmacias dentro de sus establecimientos y de ahí viene que se hayan personado en la cuestión prejudicial de Asturias y que presionen en Bruselas a favor de la libre instalación de farmacias. Lo que quieren es una parte sustancial de los 12.000 millones de euros de las recetas de prescripción y los 600 millones de euros de los medicamentos publicitarios les parecen poca cosa. El segundo es que la industria farmacéutica en España no tiene ningún interés en abandonar el canal farmacia”. “Lo conocen, están acostumbrados a él y saben que los farmacéuticos son buenos pagadores en plazos razonables, algo que dudan que pudiera producirse si tienen que negociar con las grandes superficies comerciales con unos márgenes y plazos de pago a los que no están acostumbrados”, subrayó. Pues eso, que en tiempos de crisis los cambios están descartados, trayendo el consejo de San Ignacio de Loyola al lenguaje actual.