Los suecos ignoran lo que supondrá la liberalización de las boticas
| 2008-11-30T18:00:00+01:00 h |

Pablo Martínez

Periodista e historiador

La obra más popular de la escritora sueca Selma Lagerlöf (premio Nobel de Literatura 1909) es El maravilloso viaje de Nils Holgersson, en la que cuenta la historia de un niño de 14 años que ha sido reducido de tamaño por el hechizo de un hada y vuela sobre toda Suecia a lomos de un ganso blanco. Es muy posible que si la fantasía desbocada de esta autora pudiera repetir ese viaje imaginario en los próximos meses, una de las cosas que más llamaría su atención es la privatización de las farmacias suecas prevista para julio de 2009.

Aquel país escandinavo cuenta con 900 farmacias propiedad de una corporación pública llamada Apoteket y, tras una sentencia del Tribunal Superior de Justicia Europeo, que les obliga a sacar de esa red los fármacos sin prescripción, el Gobierno ha optado por promover la liberalización. Una de las cuestiones que extrañaría al niño es que la población sueca y en especial la más joven es ignorante del cambio que se va a producir en el hasta ahora monopolio de distribución de medicamentos, según ha puesto de manifiesto una reciente encuesta.

También podría comprobar desde el cuello de su ganso que Carina Jansson, presidenta de la Asociación de Farmacias, está denunciando que el Gobierno ha meditado poco las consecuencias de la medida y augura que con la privatización aumentará el precio de los medicamentos. Jansson reclama que se dicten normas estrictas para que las farmacias privatizadas asesoren sobre medicamentos al margen de los intereses de la industria farmacéutica y, aunque esa demanda a los españoles nos haga sonreír, pide que no se reduzca el número de farmacias, para garantizar un acceso equitativo de la población.

En algún acercamiento al suelo, el pequeño Nils quizá sea testigo de cómo el grupo de distribución alemán Phoenix está tomando posiciones para penetrar con gran fuerza en el nuevo mercado farmacéutico sueco.