El Global Bruselas | viernes, 10 de enero de 2014 h |

Aunque existen múltiples voces críticas con respecto al grado de innovación que aportan los me too, lo cierto es que también abundan los argumentos que sirven para defender su utilidad en la terapéutica. Así lo demuestra el director general de la patronal europea de la industria farmacéutica (Efpia), Richard Bergström, en su última tribuna, titulada Recognising the value of the ‘me too’.

Esta comienza con una aseveración rotunda. Y es que, según Bergström, “la lógica que existe en torno a los me too necesita ser actualizada”. Principalmente, porque hay una creencia generalizada de que estos productos son resultado de los fracasos de la industria en su actividad innovadora, pese a que en realidad, según el responsable de la Efpia, “aportan beneficios tangibles a los pacientes y a la sociedad”.

El primero de esos beneficios puede verse en el campo del tratamiento de las patologías bacterianas y los virus, en el que se precisan siempre nuevas variantes para combatir el desarrollo de resistencias frente a las opciones existentes. Resistencias que, por cierto, se han convertido en una preocupación en el ámbito de la salud a nivel global.

Ayuda a la personalización

Unido a esto, cabe destacar la tendencia actual hacia la personalización de los tratamientos. Así, desde el mismo momento en el que se pretende que los nuevos medicamentos se dirijan a subgrupos de población se hace necesaria una mayor variabilidad de las opciones disponibles. “Una pequeña modificación puede dar lugar a un fármaco más eficaz y seguro para un determinado grupo de pacientes”, manifiesta Bergström. “Cualquier médico te dirá que algunos pacientes responden mejor que otros a determinados tratamientos, y que dos pacientes podrían sufrir con los mismos alimentos y presentar los mismos síntomas, y, a la vez, reaccionar de forma diferente a los distintos medicamentos”, afirma.