Marta Ciércoles es periodista del diario ‘Avui’
Ha llevado su tiempo, pero finalmente la prescripción enfermera ya es una realidad legal. Hace pocos días el Congreso aprobó lo que, de facto, ya era una práctica cotidiana en nuestro sistema sanitario. El colectivo enfermero —y también el de podólogos— ha luchado por el reconocimiento de esta competencia y su satisfacción es más que comprensible. A pesar de las reticencias de los médicos, que siempre han protegido el territorio de la prescripción como propio y exclusivo, la modificación de la ley era una cuestión pendiente con los profesionales de la enfermería que, día a día, indicaban y utilizaban determinados fármacos sin la necesaria cobertura legal. Los enfermeros y enfermeras merecían este paso adelante por orgullo profesional, pero también porque es innegable que con su trabajo diario, que no lo olvidemos, incluye, de hecho, la prescripción de ciertos medicamentos, hacen posible una asistencia sanitaria de calidad.
La modificación de la Ley de Garantías se ha hecho con mucha prudencia, además de con el consenso profesional y político. Se trataba de contentar a unos y evitar que otros se sintieran escocidos, por lo tanto, objetivo cumplido. El nuevo texto establece que los enfermeros, de forma autónoma, podrán indicar, usar y autorizar la dispensación de aquellos medicamentos no sujetos a prescripción médica y los productos sanitarios mediante una orden de dispensación. Obviamente, se ha evitado la palabra prescripción, pero el primer paso ya se ha dado. En España trabajan unos 250.000 enfermeros y enfermeras que, día a día, toman decisiones sobre la administración de medicamentos. Se trata de un número limitado de fármacos, pero se trata de una práctica cotidiana, que no podía seguir ejerciéndose sin cobertura jurídica. La decisión de administrar un analgésico a un paciente encamado o de inyectar una vacuna de la gripe sin indicación médica individualizada son actos de gran responsabilidad que ya hace tiempo se delegaron a la enfermería, al considerar que se trata de un colectivo profesional formado y preparado para asumir estas funciones.
La modificación de la ley ha dejado aún algunos aspectos pendientes, que deberían desarrollarse lo antes posible. La norma establece que el Gobierno ha de regular la indicación, uso y autorización de dispensación de determinados medicamentos sujetos a prescripción médica por parte de los enfermeros. En la actual dinámica de funcionamiento del sistema sanitario, sólo así se puede garantizar la atención integral y la continuidad asistencial de cara al usuario. Para hacerlo posible, se deberán establecer y aplicar protocolos y guías de práctica clínica, elaborados de forma conjunta y consensuada por las organizaciones colegiales médicas y enfermeras. El consenso será necesario y deseable para llegar a buen puerto y satisfacer a todos los colectivos profesionales, pero, sobre todo, para asegurar al ciudadano una asistencia de calidad.