Para lograr la sostenibilidad del SNS hay que cambiar la forma de hacer las
cosas, tanto en los procedimientos como en la relación con los proveedores sanitarios
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Así lo dijo Albert Einstein. Una obviedad, sin duda, de la que parece que las autoridades sanitarias no se han dado cuenta. Y por eso, siguen insistiendo año a año, en la búsqueda de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, intentando controlar siempre lo mismo: los precios de los medicamentos.
Tal vez haya llegado la hora de intentar hacer las cosas distintas para ver si los resultados son también diferentes. No se trata de dejar sin control los precios ni la prescripción sino cambiar el modo en el que se trabaja a todos los niveles en la organización del SNS, en general, y en la prestación farmacéutica en particular.
El consejero de Sanidad del País Vasco, Rafael Bengoa, es una de las personas que más está trabajando en el cambio organizativo de la sanidad. Como bien dice, seguimos haciendo las cosas como en 1970 pero ni las enfermedades más prevalentes ni las herramientas con las que cuenta el sistema son las mismas. Por eso, urge cambiar los procedimientos y adaptar, de una vez, la asistencia sanitaria a la realidad de hoy en día.
Otro de los posibles cambios a incorporar en la asistencia y su innovación en la gestión es la colaboración entre los profesionales y el sistema sanitario en sí, con los proveedores. Unos proveedores que, como la industria farmacéutica posee un importante conocimiento sobre las patologías en las que está involucrada, tienen ganas de trabajar en esta línea y dispone de las ideas para hacerlo. La sostenibilidad del sistema, afectada por la infrafinanciación que arrastra está en riesgo. Y como no es realista pensar que a corto y medio plazo se pueda incrementar la financiación, hay que empezar a trabajar en iniciativas que incrementen la eficiencia del sistema. Bien cambiando la manera de trabajar o buscando partners que jueguen su papel.
Para ello, también hay que avanzar en una relación de confianza mutua y transparencia para que, cada uno desde su posición pueda desarrollar su labor de la mejor manera, con previsibilidad y sin medidas unilaterales que no son más que parches y, en muchas ocasiones, soluciones que se han demostrado cortoplacistas e inútiles estructuralmente hablando.