Algunas multinacionales comparan a nuestro país con Cuba, en una situación que puede dar lugar a la reducción drástica de las inversiones provenientes de las farmacéuticas extranjeras.
| 2010-04-23T15:04:00+02:00 h |

No hacía falta realizar ningún exhaustivo análisis económico para darse cuenta de que las medidas puestas en marcha por el Gobierno para recortar el gasto en medicamentos iban a tener un efecto importante en las decisiones de inversión y empleo. Así lo dijimos desde EG y así parece que está empezando a ocurrir.

Son varias las compañías que han asegurado a EG que las inversiones que tenían previsto acometer en los próximos tiempos se han paralizado, al menos de momento, ya que a las medidas incorporadas por el Real Decreto Ley 4/2010 se le suma la escasa, o más bien nula, previsibilidad de lo que ocurrirá en los próximos meses. Es más, algunas de ellas consideran que, hasta no tener más claro el horizonte a medio plazo, acerca de la posibilidad de nuevas actuaciones de recorte, sus planes quedan paralizados.

Es el primer retroceso. Una paralización de actividades que, sin duda crearían parte de ese empleo tan necesario es en nuestro país. El siguiente, será la destrucción del mismo, con lo que la situación económica de nuestro país empeoraría. Pero si es grave la paralización de las inversiones y su efecto en el empleo, lo más devastador es la imagen que se traslada de España en el extranjero. La central de una compañía multinacional europea preguntó a su máximo representante en España si nuestro país “era como Cuba”, en medio de una inmensa incredulidad por la manera de sucederse los acontecimientos que dieron lugar al ‘decretazo’.

Trasladar esta imagen de imprevisibilidad al extranjero es el peor mensaje que se puede enviar. Y más en estos tiempos que corren. Esta situación puede cambiar mucho la percepción que algunas compañías tienen sobre nuestro país, de manera que pasen a considerarnos un mero cliente no estratégico. Un cliente al que no se está dispuesto a dar más de lo que se recibe de él y, por lo tanto, no invertir ni en producción ni en investigación.

De que esta sensación termine de consolidarse y quedemos relegados a un papel de comprador para las compañías, o que seamos considerado un socio, depende mucho la actuación en los próximos tiempos. Y especialmente, si hay nuevas medidas. Esperemos que se tenga en cuenta.