El País Vasco ‘convertirá’ informáticamente las recetas por marca a PPA y
perjudicará tanto a compañías de marca como de genéricos, así como a médicos y pacientes
Llevamos ya unos cuantos años en los que las diferentes comunidades autónomas están poniendo en marcha, cada una por su cuenta, proyectos dirigidos al control del gasto en medicamentos. Se trata de trabas que, con mayor o menor éxito se generalizan entre el resto de autonomías en una alocada carrera por ver quién innova más en su política por control del gasto. Empezó Andalucía con su política de prescripción activo y sus visados de inspección. Hace poco tuvo lugar la expansión de las comisiones de armonización, así como las salidas de medicamentos de diagnóstico hospitalario de las farmacias. No acaba ahí.
Ahora le toca el turno a la ‘conversión’, mediante una aplicación informática, de la prescripción por marca a una por principio activo (PPA), según anunció la semana pasada el consejero vasco de Sanidad, Rafael Bengoa.
La medida que ha anunciado el máximo responsable de la Sanidad vasca es muy perjudicial, como es lógico, para las compañías que comercializan los medicamentos de marca implicados. Hoy son cuatro principios activos, pero nada impide que mañana sean 40. De facto, los expulsa de la financiación e impide a los pacientes su uso. Con ello, sólo deja un mínimo callejón de salida a estas compañías: renunciar a la posibilidad legal que les permite la bajada gradual de su precio hasta ajustarse a los precios de referencia. Una bajada que hasta el momento era en tramos del 30 por ciento y que con el nuevo SPR será en tramos del 50 por ciento ya que ése es el pequeño ahorro que parece buscar, en este caso, el País Vasco. Pero la medida tampoco es buena como pudiera parecer para el desarrollo de los genéricos, ya que al obligar a las marcas a bajar su precio al de referencia impide que ganen cuota de mercado gracias al diferencial de precio, por lo que se limita, al tiempo, el desarrollo de este mercado.
Todo el sector es consciente de la grave situación de las cuentas públicas. Lo está sufriendo en sus carnes. Por ese motivo, creemos que no sería mucho pedir que las medidas imaginativas que se pongan en marcha en los próximos meses, de las que muchas están ya escritas, fueran con el consenso y conocimiento del sector. De no hacerlo, las consecuencias podrían ser muy graves ya que todo tiene un límite. Acuérdense de Grecia.