Muchos se acordarán de aquel anuncio de un lavavajillas que se empeñaba en demostrar sus dotes enfrentando continuamente a un pueblo muy ahorrador y otro que no lo era tanto: durante incontables años, los habitantes de Villarriba y Villabajo estuvieron haciendo gigantescas paellas sin ton ni son. Finalmente, y basándose seguramente en el crecimiento urbanístico, los creadores del spot tuvieron la genial idea de hermanarles en el pueblo de Villaenmedio. Viene al caso, y mucho, con lo que está ocurriendo en la política farmacéutica.
Pervive en el consciente de algunas personas que el debate del impacto de los reales decretos leyes sobre la industria farmacéutica española es exagerado, que el sector ha vivido estupendamente durante muchos años. No entraremos a valorar si es cierto o no, pero sí es necesario valorar si la Dirección General de Farmacia lo considera razonable o no.
Dijo el otro día Alfonso Jiménez que los crecimientos que se venían experimentando en años anteriores son cosa del pasado, que a nadie se le pasa por la cabeza que en ningún momento se pueda volver a incrementos por encima de los dos dígitos. A este punto, sinceramente, nada se le puede objetar, pues sería difícil encontrar entre el sector a alguien tan soberanamente optimista que lo creyera. Sin embargo, no se puede criticar lo que se hizo sin compararlo, forzosamente, con lo que se está haciendo. Y así, en pocas líneas, lo que se está haciendo es forzar el crecimiento negativo de la factura farmacéutica.
¿Cuánto tiempo va a durar esto? El propio director general de Farmacia es consciente de que mantenerlo durante varios años llevaría al sector a la ruina, y promete una luz al final del túnel. El problema es que hablamos de un túnel del mismo tamaño, aproximadamente, que los de Alberto Ruiz Gallardón en la M-30. ¿Y qué pasará cuando haya que dejar de incidir sobre los precios para que ese final agorero no llegue nunca? ¿Se incidirá entonces sobre la demanda? ¿Por qué no hacerlo ahora? Como pasó con los de la paella, ¿no sería mejor, directamente y desde ahora, quedarnos en Villaenmedio?