El Ministerio de Sanidad ve ahora con buenos ojos la posibilidad de establecer criterios comunes para fijar y revisar los precios de los medicamentos a nivel europeo. Es más, se trata de una de sus propuestas al resto de responsables sanitarios de los países de la UE. Según el director general de Farmacia, Alfonso Jiménez, es necesario avanzar, además, en los criterios y metodologías de medición de la innovación, así como profundizar en la financiación selectiva.
Aunque no sabemos si se refiere solamente a la metodología del cálculo del precio o al precio como tal, esta posición parece positiva. No obstante, los hechos parecen desmentir que los responsables de Sanidad crean realmente que ése es el camino.
Si hablamos de homogeneizar criterios para la fijación de precios es porque pensamos que en cada país hay uno. Nada más lejos de la realidad, ya que si hay algo claro es que en España no hay criterio. Al menos uno que sea claro, objetivo y transparente. La única guía que sigue en nuestro país, que podría entenderse como criterio, es el mismo que haya elegido el país en el que un medicamento sea más barato. Es decir, que aquí no se decide, sino que se copia lo que haya sido determinado en Grecia, Bulgaria o Rumanía, por poner un ejemplo.
Pero el director general de Farmacia también se podía referir al establecimiento de un único precio europeo. Una posibilidad por la que la industria ha luchado históricamente para defenderse del comercio paralelo, pero que el propio Parlamento Europeo ya rechazó. Por ese motivo, y porque no tendría sentido querer ir hacia un precio medio europeo cuatro meses después de habernos alejado de él artificialmente, no creemos que sea esto a lo que se refiere el director general de Farmacia.
En cualquier caso, creemos que la reflexión realizada puede traer una estabilidad real al sector en nuestro país, ya que unos criterios únicos y comunes a todos los países para la fijación de precios dotarían al proceso de una transparencia y objetividad que hoy en día se echa en falta. Únicamente es necesario que esos criterios se conozcan y consensúen con el sector y que se utilicen técnicas adecuadas para determinarlos, valorando, como es lógico, debidamente la innovación.