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En un necesario contexto de austeridad presupuestaria, el Ministerio de Economía y Competitividad tiene previsto racionalizar y reorganizar los recursos disponibles para el fomento de la I+D+i, eliminando duplicidades. Es una de las líneas explicadas por el titular del ministerio, Luis de Guindos, durante la semana pasada en la Comisión de Economía y Competitividad del Congreso de los Diputados, en la que planteó las directrices que seguirá su departamento a lo largo de esta legislatura y también las estrategias para “minimizar” el último recorte de 600 millones de euros a la I+D española.
A esta decisión, aprobada el 30 de diciembre en el marco del acuerdo de no disponibilidad de crédito decretado por el Gobierno, se suma además la frase con la que De Guindos se dirigió recientemente al equipo de I+D de su departamento durante la toma de posesión de Román Arjona como secretario general de Innovación y Competitividad; de María Luisa Poncela como directora general de Transferencia de Tecnología y Desarrollo Empresarial; y de Emilio Lora Tamayo como presidente del CSIC: “Habrá que hacer más con menos”.
Dentro de su política de ajustes, De Guindos aseguró que se utilizarán “criterios transparentes y objetivos basados en la excelencia” para la concesión de subvenciones, reduciendo al máximo las ayudas nominativas y fomentando las competitivas.
Recursos humanos
Otro de sus retos tiene que ver con los recursos humanos. Este año mejorará las condiciones de los contratos predoctorales. Además de reforzar la carrera investigadora, fomentar la penetración de los profesionales en el sector productivo y reforzar la presencia de investigadores en programas internacionales, se pondrá en marcha el contrato de investigador distinguido para científicos de reconocido prestigio, con el objetivo de que realicen actividades de investigación o dirijan equipos humanos, centros y programas científicos de relevancia.
Pero la piedra angular de esta legislatura será el desarrollo de la Ley de Ciencia. Los estatutos de la Agencia Estatal de Investigación estarán disponibles antes del 2 de junio, fecha límite establecida por la propia ley.
En la misma semana se daban a conocer los datos anuales de la Unión por la Innovación, un informe de la Comisión Europea (CE) que refleja el desfase que existe en esta materia con los líderes mundiales: Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Los resultados de 2011 ofrecen una advertencia clara: se necesitan más esfuerzos para impulsar la innovación. En el caso de España, el objetivo de llegar a invertir en I+D el 3 por ciento del PIB en 2020 es ambicioso pero, según la CE solo será realista si se mantiene el crecimiento económico y se asegura que el gasto público no se somete a nuevos recortes.
El ejercicio 2009 marcó el punto de inflexión en el índice de innovación español. Aquel año estaba al 77,57 por ciento del promedio de la Unión Europea, ahora ha bajado al 75,32 por ciento. España, junto con Italia, Portugal, Chequia, Hungría, Grecia, Malta, Eslovaquia y Polonia, forma parte de los países que la CE denomina ‘innovadores moderados’, por debajo de la media de la UE de los 27. Afortunadamente no llega al nivel de Rumanía, Lituania, Bulgaria y Letonia, que como ‘innovadores modestos’ están muy por debajo de la media.
Sin embargo, a la ciencia española le falta todavía mucho camino por recorrer para ser ‘seguidora de la innovación’, como ya son Bélgica, Reino Unido, los Países Bajos, Austria, Luxemburgo, Irlanda, Francia, Eslovenia, Chipre y Estonia, países con un comportamiento similar a la media; y mucho más aún para llegar a ser ‘líder de la innovación’, lugar que a fecha de hoy solo ocupan Suecia, Dinamarca, Alemania y Finlandia.
Acortando distancias
A fecha de hoy, España únicamente está por encima de la media en 5 de 24 ítems que mide la innovación: población entre 30 y 34 años con título universitario, copublicaciones científicas internacionales, marcas comerciales, exportaciones de productos de media alta y alta tecnología y ventas en nuevos mercados y nuevas firmas innovadoras. La buena noticia es que en 14 de 24 la evolución de España es mejor que en la media de la UE, lo que significa que se acorta terreno, aunque dependerá de la evolución a corto plazo del sistema de I+D.
Hasta la crisis financiera España hizo progresos sustanciales a la hora incrementar la intensidad de su I+D, pero esta expansión no se vio reflejada, según el informe europeo, en progresos similares hacia una economía basada en el conocimiento. El sector principal fue la construcción, mientras otros de alta tecnología, como el de la tecnología sanitaria solamente incrementaron marginalmente su intensidad en I+D. España, sin embargo, cuenta con cierto número de firmas individuales en sectores como el farmacéutico, que según la CE ha ayudado a mitigar las consecuencias de la crisis.
Objetivos prioritarios
La idea del ministerio, tal y como expuso su titular ante la Comisión del Congreso, es compensar el recorte de 600 millones mediante la maximización de los retornos de la UE y a través de una mayor participación de la empresa privada.
En el primer punto, España progresa adecuadamente y es, de hecho, uno de los cinco indicadores en los que España destaca dentro del informe de la Comisión. En 2011, los retornos alcanzaron los mejores resultados de su historia. Así lo reflejan, particularmente, los datos de las cuatro convocatorias de Salud contabilizadas. Según el informe provisional del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, España se situó en 2011 como el quinto país por retorno, con un 7,9 por ciento de la UE de los 27 (el 7 por ciento del total), lo que supone una subvención de 61,2 millones de euros.
Si se tienen en cuenta los resultados acumulados desde 2007, estas cifras permiten a España alcanzar un retorno del 6 por ciento en el conjunto del VII PM. El objetivo del ministerio es seguir desarrollando esta fortaleza del sistema, y conseguir una cifra cercana a los 600 millones de euros el año próximo en el conjunto del séptimo Programa Marco.
A diferencia de este punto, el segundo objetivo, el relativo a la financiación empresarial, es una asignatura pendiente. La CE asegura que los progresos requieren mayor participación de las empresas privadas en innovación y progresivas reformas que aseguren un sistema de I+D efectivo para explotar los resultados.
Pero las patentes no son el único talón de Aquiles del sistema español; actualmente, solo el 6 por ciento de los bienes exportados es de intensidad tecnológica alta. El capital riesgo tiene que jugar un papel muy importante, según De Guindos. Entre las medidas anunciadas en el Congreso, aseguró que trabajará para aplicar desde la Ley de Mecenazgo tratamientos fiscales más favorables, en relación con la contratación de investigadores y con la inversión en I+D. Se prestará, además, atención preferente a empresas emergentes, pymes innovadoras y sectores prioritarios como salud.