Acebillo deja el cargo con el Plan Sectorial en sus primeros pasos de construcción
El entendimiento con el Ministerio de Sanidad ha quedado dañado por los RDL
Arturo Díaz del Campo
Madrid
La salida de Jesús Acebillo de la presidencia de Farmaindustria deja una de las fotos más relevantes de 2009 en el plano farmacéutico sin sus dos principales protagonistas. El entendimiento entre industria farmacéutica y Ministerio de Sanidad ha perdido a dos de sus protagonistas: el ex ministro de Sanidad Bernat Soria y ahora el que hasta la semana pasada fue presidente de la patronal de farmacéuticas innovadoras de España.
Este entendimiento, seriamente dañado por los RDL 4/2010 y 8/2010, fue la carta de presentación de Acebillo como presidente de Farmaindustria, ya que en marzo de 2009 la industria farmacéutica de nuestro país asumió las riendas de la recuperación económica del sector industrial. Todo ello a través de un compromiso que pretendía garantizar altas inversiones en I+D, mantener los niveles de empleo cualificado existentes, así como incrementar las exportaciones y fomentar la colaboración público-privada. Una declaración de intenciones que debía contribuir al cambio del modelo productivo en España, pero, además, tal como aseguró el propio Acebillo, debía “servir de ejemplo a otros sectores”.
Con este convenio, Acebillo y la patronal volvieron a izar la bandera que la industria farmacéutica tejía desde hacía años: la de motor del cambio de modelo en España. Sin embargo, ese estandarte se hizo jirones poco más de un año después, con la celebración del Consejo Interterritorial del 18 de marzo. Las comunidades autónomas, que semanas antes recibían con los brazos abiertos su parte alícuota de los 180 millones de euros en inversiones en I+D, respaldaron una serie de medidas de recorte del gasto, de las que las compañías farmacéuticas deberían soportar gran parte del peso. La industria farmacéutica pasó, en poco más de un año, de ser el referente necesario para un cambio de modelo a ser uno de los problemas para la salida de la crisis y fue objeto de las mayores medidas de recorte que se recuerdan en nuestro país en muchos años.
El primer ‘tijeretazo’ llegó a finales de marzo, con el RDL 4/2010 de racionalización del gasto farmacéutico con cargo al SNS. Las compañías innovadoras consiguieron eludir las repercusiones del texto legislativo para gran parte de sus productos, que únicamente afectó a los fármacos sometidos al Sistema de Precios de Referencia (SPR). De esta manera, los medicamentos protegidos por patente se ‘escapaban’ de las bajadas de precios decretadas.
El texto fue calificado por Acebillo como “coherente”, aunque avisó de las repercusiones que una medida así podía conllevar en la industria del medicamento. Sin embargo, no imaginó un segundo ‘hachazo’ por parte del Gobierno, que puso sobre la mesa el RDL 8/2010 para reducir el déficit público. En esa ocasión, las innovadoras tendrían que ajustarse el cinturón a través de unos descuentos del 7,5 por ciento en los medicamentos no afectados por el RDL 4/2010.
Farmaindustria entendió muy al principio de la crisis que el papel que debía jugar iba mucho más allá del que había tenido hasta el momento. En una muestra de responsabilidad las compañías que integran la patronal comprometieron una gran cantidad de dinero e inversiones en ayudar al país a salir de la crisis. Pero los acontecimientos y la crudeza de la situación rompieron las esperanzas y, tras el segundo de los ‘decretazos’, no quedó más que acabar con los compromisos. Sobre todo, porque el sector iba hacia la ruina.
La patronal cierra el grifo
Gran parte de las medidas que comprendía el entendimiento fueron dinamitadas en mayo de 2010, al entender la patronal, con Acebillo a la cabeza, que las acciones del RDL 8/2010 serían “devastadoras” para la industria farmacéutica. El ‘Programa +i’ quedó en suspenso y Farmaindustria anunció la más que probable desaparición de un buen número de empleos en el sector. La industria farmacéutica se plantó y el Gobierno actuó. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, aceptó una reunión con la patronal en la que se sentaron las bases de un Plan Sectorial, que abría a las compañías la posibilidad de volver a ‘tirar del carro’ del despertar de la economía.
Ahora será Jordi Ramentol el encargado de dirigir las negociaciones con “el mismo espíritu” que su predecesor en el cargo. Es decir, con la intención de lograr el diálogo con la Administración.