La idea de coste beneficio es, para Jaume Puig-Jonoy, vicepresidente de la Sociedad Internacional de Farmacoeconomía y Resultados en Investigación, “poner sentido común y orden”. A su juicio, “estamos en una situación absolutamente crítica de las finanzas públicas” y para que la Red de Agencias sea productiva es necesario definir su organización y funcionamiento. El camino hecho en la última década por las cuatro agencias referentes en Europa que ofrecen ocho puntos son un buen guión para empezar.
Hasta ahora, España ha gastado mucho en evaluación, pese a ser uno de los países que menos ha utilizado esta herramienta en la toma de decisiones. Entre 2000 y 2005 hizo 186 informes, más que países como Suecia, Francia, Holanda o Australia, en los que el uso de la evaluación económica en las decisiones públicas ha hecho un largo recorrido.
Hoy, las agencias de Alemania, Suecia, Francia e Inglaterra son una valiosa guía en materia de organización, objetivos, ámbito de aplicación, procedimientos, participación, métodos de evaluación, criterios de decisión e implementación. A pesar de sus diferencias, sirven como ejemplo de transparencia e independencia a la hora de introducir el objetivo del coste-efectividad.