Jordi Faus es abogado y socio de Faus & Moliner
A los retos que todos nos planteamos a finales de año, con la mirada ya puesta en el siguiente, en Faus & Moliner nos ha dado por añadir uno más que nos hace especial ilusión: escribir para EG una columna semanal, dedicada a tratar cuestiones jurídicas relevantes para el sector. Como si no tuvieseis ya bastante trabajo, nos dicen algunos. Bueno, trabajo no nos falta; pero también vamos sobrados de ideas y de ganas de compartirlas.
¿De qué trataremos en nuestra columna? De temas jurídicos, que son los nuestros. Seguro que a veces nos gustaría hablar de otras cuestiones, de qué tendencias observamos en el sector, de la importancia de la innovación, o de la contribución que cabe esperar de la industria al nuevo modelo económico que necesariamente debe implantarse en España; pero nos ceñiremos a lo nuestro, que es el derecho. Hablaremos pues de leyes, de normas europeas, españolas y autonómicas; de su aplicación por la Administración y de su interpretación por los tribunales. Seremos disciplinados, pero ya verán cómo hablar de temas jurídicos no es más que hablar de lo que sucede en la calle, en las empresas, en los centros de salud, en cualquier organismo público; porque la presencia del derecho en nuestras vidas es sencillamente ineludible.
Que nadie piense que la nube jurídica que todo lo cubre es un engorro. Afortunadamente, vivimos en un Estado de Derecho, con mayúsculas, donde la Constitución garantiza principios tan importantes como el de jerarquía normativa, el de seguridad jurídica o el de la prohibición de la arbitrariedad de los poderes públicos. Todo esto, algo a lo que los más jóvenes se han acostumbrado sin ser tal vez conscientes de su enorme valor, sólo puede existir con un sistema jurídico sólido y eficaz.
Dentro de la nube jurídica, el llamado derecho farmacéutico puede considerarse una parte del derecho administrativo, la rama del derecho que regula el funcionamiento de los poderes públicos y las relaciones jurídicas que se establecen entre dichos poderes y los particulares, ya sean personas físicas, empresas u otras entidades jurídicas. Como tal, el derecho farmacéutico debe ser un fiel aliado de todos cuantos operan en el sector farmacéutico y sanitario, tanto de las administraciones como de las empresas y de los pacientes; porque es un conjunto de normas diseñado no para enfrentar a unos con otros, sino para facilitar las relaciones estableciendo un marco en el que todas las partes puedan sentirse seguras.
Tendremos ocasiones, sin duda más de una, de hablar de seguridad jurídica, pero no podemos acabar esta primera columna sin señalar que la seguridad jurídica, que debe ser uno de los pilares fundamentales del derecho farmacéutico, necesita actualmente, tal vez más que nunca, un mimo especial. La seguridad jurídica exige, entre otras cosas, una cierta estabilidad y, sobre todo, claridad y precisión en las normas y en su aplicación. Hoy en día, inmersos como estamos en la nube jurídica, es imprescindible la colaboración de todas las partes para lograr un grado mayor de estabilidad, claridad y precisión. De no lograrlo, se causarán dificultades y se provocará el desánimo de muchas personas que, si pudiesen concentrarse plenamente en lo suyo disfrutando de un marco jurídico estable, claro y preciso, impulsarían proyectos de alto valor añadido, capaces de crear ese empleo y bienestar que tanta falta nos hace. Cuidemos pues la seguridad jurídica. Sin lugar a dudas, el esfuerzo valdrá la pena.