| viernes, 22 de enero de 2010 h |

Santiago de Quiroga

No han sido pocas las voces que han esgrimido argumentos varios sobre la medida implantada ahora por la Comunidad Valenciana. Medicamentos de diagnóstico hospitalario (un centenar) pasarán de la farmacia al hospital. Algunas farmacias se sentirán aliviadas financieramente por el coste que supone la dispensación de algunos medicamentos de alto precio y de margen fijo gracias al RD 5/2000. Pero la mayoría de farmacéuticos están más preocupados porque la accesibilidad al medicamento se verá reducida. La farmacia hospitalaria (FH) es un departamento clave para el funcionamiento de un hospital y para su eficiencia. Desviar en horario de mañana cientos de pacientes que deberán acudir desde toda la comunidad a por su medicamento, ocasiona no pocas molestias y gastos adicionales que quedan por establecer. La Comunidad Valenciana ha tomado la decisión pensando que era la correcta. Si la experiencia demuestra que molestias, gastos adicionales, el potencial colapso para la FH o el abandono de tratamientos —hace cinco años se determinó en un 20 por ciento el número de recetas prescritas que no se recogían en las farmacias— se producen más de lo esperado, no tengo dudas de que el director general de Farmacia valenciano, José Clérigues, tomará las medidas oportunas.

A veces se requiere de la experiencia práctica para saber el alcance de una medida. Que se lo digan a la ministra de Sanidad irlandesa, que lo vivió de cerca.