Santiago de Quiroga
No es una renuncia al pasado, como ha dejado muy claro Menchu Peña, presidenta electa del CGCOF. Se trata de un relevo generacional, reforzado además por la superación de un problema que ha ocupado un lugar privilegiado en la agenda de los miembros del Consejo en los dos últimos años: la potencial desregulación. Ahora esa batalla se librará en Madrid, si es que el futuro depara alguna sorpresa. Y en Madrid, como los COF en sus provincias, el diálogo con las administraciones es fluido. Falta concienciar a las administraciones de que la asfixia financiera afecta a la supervivencia de la mayoría de las farmacias. Ahora sabemos que la mayoría no aguantaría un retraso de 60 días en el cobro: sencillamente no podrían pagar los medicamentos. Las distribuidoras no cobrarían y la industria dejaría de enviar a los mayoristas los pedidos. Un caos en el que nos podemos ver inmersos a finales de año. Por ello, el Consejo podría apoyar a muchos COF que están con esa espada de Damocles.
Menchu Peña debe sumar ahora donde el pasado mantenía lastres históricos que ya nos eran familiares a todos. Pero ahora es distinto. El Consejo no debe temer una falta de protagonismo, por lo que debe ser generoso en sus aproximaciones. Y si a la llamada del diálogo no responden quienes tienen que hacerlo, el aislamiento deberá ser un lugar a evitar, si se quiere prosperar en estos tiempos.