Santiago de Quiroga
No seré yo quien aconseje acudir a los tribunales para que se aclaren las cosas. Pero en el caso de supuestos delitos medioambientales cometidos por empresas colaboradoras de Sigre (Danigal y Sogama), quizás sea la decisión correcta.
Sigre ha denunciado a Danigal y Sogama por los perjuicios ocasionados al no reciclar los fármacos como se había acordado contractualmente. Se trata de un paso dado algo tarde, pero que quizás permita esclarecer una parte importante de los hechos: si las empresas contratadas por Sigre incumplieron su contrato y, al hacerlo, llevaron a Sigre a una situación de daño en su imagen, entre otros. Es cierto que Sigre no puede permanecer quieta mientras se pone en duda su tarea: el reciclaje de medicamentos como establece la regulación europea.
Para el reciclado de medicamentos se requiere de la colaboración, especialmente, de los farmacéuticos. Si las dudas han saltado a algunas boticas menos informadas, o a las personas que acudían con los envases, botellas y blísters para su reciclaje, el daño es claro y debe ser reparado.
Que la denuncia se haya producido tras un cambio de Gobierno en Galicia —sede de ambas empresas y una de ellas participada por la Xunta— quizás sea una muestra de las dudas que Sigre tendría en emprender el paso dado.
Un paso que ya no tiene marcha atrás.