Santiago de Quiroga
Que hay un nuevo lenguaje en el País Vasco es algo que va más allá del magnetismo de su consejero de Sanidad, Rafael Bengoa. Sí, es posible que sea en estos momentos una sanidad con un tirón y un entusiasmo especial. Reunir en Bilbao a más de 600 personas, de las que la mitad venían del resto del país, significa capacidad de atraer, de entusiasmar. Escuchar fuertes aplausos de la sala hacia los ganadores de Castilla y León, Madrid o la Comunidad Valenciana, por ejemplo, sólo fue superado por el estruendo de los premiados del País Vasco. Entusiasmo que se contagia.
Y es que es el lado femenino de todos (esfuerzo, atracción, capacidad de sufrimiento, inteligencia en femenino, hacer varias cosas al mismo tiempo…) lo que en ocasiones marca la diferencia y nos hace mejores. Belleza e inteligencia no comienzan sólo en la viceconsejera, Olga Rivera, sino en las jefes de servicio y supervisoras de enfermería —más lógico en este último caso—, que son un elemento clave en cualquier servicio hospitalario.
Bengoa, nombrado por el socialista Patxi López, y que en Madrid el pasado 14 de octubre ya causó impacto, no tiene reparos en agradecer a sus antecesores del PNV su trabajo en favor de la sanidad vasca. Hemos pasado de tirar a la basura las cartas que enviaba el ministerio a Osakidetza a recuperar la hospitalidad vasca.