La mentalidad práctica nos lleva a admirar la claridad y la verdad que facilita hacer lo correcto. La experiencia de Rafael García Gutiérrez me inspira con sus reflexiones. Primero, es inmoral no priorizar en el gasto sanitario. ¿Cómo podemos ahorrar el 20 por ciento del tiempo de los médicos que ahora se derrocha en cuestiones banales? Fomentando el autocuidado y los medicamentos sin receta. Segundo, se requiere invertir en formación escolar y ciudadana sobre el autocuidado. Los escalones de la asistencia sanitaria son tres: asistencia especializada, primaria y autocuidado. Las dos primeras las costea el Estado, la última la gestiona y la paga cada uno. La formación empieza en la escuela, como los hábitos saludables y la conciencia del autocuidado responsable. Tercero, los médicos ya entienden que no pierden soberanía con el paciente porque estos asuman un rol más activo con los medicamentos sin receta. Cuarto, algunas instituciones farmacéuticas se han mostrado en contra de la desfinanciación, en contra de lo que opinan los farmacéuticos. Quinto, el temido riesgo de desplazamiento a medicamentos más caros se evitará con la receta electrónica, cuanto antes, menos riesgo. Sexto, los precios los controla el mercado mejor que ningún regulador. Séptimo, la mayoría de los fármacos desfinanciados son susceptibles de pasar a “sin receta”.
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