| viernes, 20 de noviembre de 2009 h |

Santiago de Quiroga

No son pocas las voces que llaman otra vez la atención sobre el riesgo de fractura de los sistemas sanitarios en nuestro país. Partamos de un hecho clave para comprender la situación: nuestro sistema sanitario es el más solidario e universal de Europa. Sólo en el capítulo farmacéutico, la contribución del ciudadano está muy alejada de nuestros vecinos de la UE. Posiblemente ya esté por debajo del 6 por ciento, las comunidades autónomas pagan el resto. La crisis ha acelerado el proceso por el que la sanidad va creciendo, mientras que las medidas que se deben tomar para hacerla sostenible se mantienen a la espera de un Pacto de Estado. Nadie afrontará medidas impopulares, y menos en el ecuador de una legislatura. Pero algo hay que hacer. Las presiones de las comunidades son cada vez más insistentes. En estos días los ciudadanos somos bombardeados con recibos del ayuntamiento o la hacienda pública, buscando fuentes de financiación. Bolsas de fraude, hiperfrecuentadores…

Sólo el fraude se estima alrededor de un 3 por ciento del gasto sanitario. El ‘Informe Abril’ predijo algo que no ha ocurrido: la quiebra del sistema. ¿Y si fuera correcto en sus predicciones pero se hubiera equivocado en el tiempo? No es un secreto que lo que predijo no ha ocurrido. Busquemos más eficiencia y evitemos más medidas coyunturales que sólo retrasan el problema.