Santiago de Quiroga | jueves, 05 de diciembre de 2013 h |

En España hay algunas personas que creen que es correcto dar patadas a las CC.AA. en el culo del ministerio, si se me permite la expresión. Cuando lo que se vende es oponerse a gastar menos (porque no hay más), oponerse al control del gasto, o intentar sostener las finanzas del sistema, el discurso populista es el que más se hace oír. Por eso, hay que reconocer que las actitudes pactistas, las que están trabajando por encontrar vías de diálogo y acuerdos de mínimos, deben ser alabadas. Es más fácil tirarse al monte que sentarse a dialogar. Es más fácil acudir a una Marea Blanca que sentarse a ver qué hay que modificar para ir adelante con nuevas fórmulas de gestión. Pero el tiempo le dará a cada líder la razón, y la historia lo recordará. Los líderes se forjan por su capacidad de hacer que las cosas sucedan, de dialogar para que las cosas sucedan. Médicos, farmacéuticos y enfermeros han firmado un pacto que debe permitir garantizar el futuro de la sanidad, a través de cambios y reformas consensuadas. No creo que sea responsabilidad de la oposición política, que debe oponerse siempre al Gobierno; a eso nos han acostumbrado todas las oposiciones de la democracia. Un pacto tiene un gran valor económico y social, y son parte de la historia de la sanidad. ¿Alguien quiere quedarse fuera de la historia?

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