| viernes, 12 de febrero de 2010 h |

Santiago de Quiroga

La Presidencia española está siendo realmente interesante, y es una lástima que debates del máximo interés pasen desapercibidos. Lidiar con eurodiputados franceses y alemanes enojados porque sus ciudadanos, de turismo en España, no tienen una directiva de atención transfronteriza, no es tarea fácil. Con todo, Trinidad Jiménez salió del revolcón con dignidad.

“¿Cómo vamos a poder confiar en ustedes?”. Con esta dureza se despachaba la eurodiputada francesa Françoise Grossetete que le reprochó el papel negativo que dice jugó en diciembre pasado España, al hacer campaña en contra de la directiva en marcha, y que fracasara el consenso. La eurodiputada francesa se preguntó cómo España podría conseguir un consenso como presidencia, si como Estado miembro se opuso.

Paradójicamente, la ayuda a Jiménez le vino de la eurodiputada del Grupo Popular Pilar Ayuso, que recordó que la salud es un bien público, que no es gratis y que España recibe millones de turistas. Por ello, deben quedar claros los gastos generados por dichos ciudadanos europeos.

Tiene razón Jiménez cuando habla de que es necesario armonizar prestaciones y servicios como paso previo. La decisión de qué prestaciones dar sigue siendo de cada país miembro: ¿se darán los mismos servicios que a los españoles cuando estén en nuestro suelo? Pues pagarán poco. España es generosa.